Haifa, Israel
Agencia/dpa

Hace 2 mil 300 años los habitantes del Mediterráneo oriental empezaron a criar aves de corral por sus huevos y su carne, concluye un grupo de científicos en un estudio publicado en la revista «Proceedings» de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).

Tras investigar los hallazgos realizados en la histórica ciudad israelí de Maresha, llegaron a la conclusión de que la cría de esas aves se expandió desde la actual Israel y el sur del Levante mediterráneo hacia Europa.

Antes, esos animales, que ya se domesticaban en el siglo VI antes de Cristo en Asia, eran empleados fuera de su entorno natural principalmente como especies exóticas en peleas o con fines rituales.

Tras su domesticación, estas aves se extendieron más allá de su espacio natural de expansión. Los hallazgos de restos de aves en lugares arqueológicos hacen creer que a partir de en torno al tercer milenio antes de nuestra época llegaron a Asia Occidental y Oriente Próximo, después al Levante y entre los siglos IX-VIII antes de Cristo alcanzaron Europa.

Sin embargo, los hallazgos de esa época se limitan a unos pocos huesos y otros restos que apenas superan el 3 por ciento de todos los restos de animales encontrados.

Los investigadores dirigidos por Lee Perry-Gal, de la Universidad de Haifa, en Israel, se preguntaron por ello el momento exacto en que las aves de corral dejaron de utilizarse como una mera especie exótica fuera de su territorio natural con fines rituales o simbólicos. Y dónde constituyeron por primera vez una parte importante de la ganadería en los países europeos y mediterráneos.

En la ciudad histórica de Maresha, situada en una tradicional ruta comercial del actual Israel, los científicos encontraron un número desacostumbradamente alto de huesos de estas aves, que constituyen casi el 30 por ciento del conjunto de restos animales encontrados y que datan de finales del siglo IV antes de Cristo. Entre ellos había especialmente muchos huesos de gallinas, lo que hace suponer que entre otras cosas, ya se criaban para dar huevos.

Además, los investigadores encontraron señales de cortes en los huesos que apuntan a una matanza de aves de corral. Sólo unos pocos huesos estaban quemados, por lo que se cree que quizá no se les asaba para el consumo.

Los investigadores analizaron las existencias de aves de corral en más de 200 lugares históricos en el sur de Levante y constaron un repentino aumento de restos en el periodo helenístico, del 336 al 30 antes de Cristo. «Suponemos que la adaptación progresiva de las aves al clima en el sur de Levante y la continua integración en la economía local fue un paso decisivo para la inclusión de ese tipo de animales en la ganadería europea en torno a 100 años después», dicen los investigadores.

Además se refirieron a otros científicos que ya sospechaban que las aves de corral en Levante poco a poco fueron desplazando a los cerdos como raza dominante en la ganadería, pues consumen menos agua y son más fáciles de transportar. Y en resumen, suponen una carne compacta, transportable y fácil de criar que además suministra proteínas a través del huevo.

 

Artículo anteriorAnte bolsas turbulentas, lo mejor es mantener la calma
Artículo siguienteEstudio: El buen humor es contagioso; la depresión, no