Por SETH BORENSTEIN
WASHINGTON
Agencia/AP

Entre más agua residual bombean en el subsuelo las compañías de extracción de gas y petróleo, y entre más rápido lo hacen, más sismos han detonado en el centro de Estados Unidos, encontró un amplio estudio nuevo.

Un reciente aumento de movimientos telúricos en la parte central del país puede atribuirse al incremento en la práctica de inyectar agua residual de manera profunda, según un estudio publicado el jueves en la revista Science que analizó 187.570 pozos de inyección durante cuatro décadas.

No son los pozos de inyección de tamaño promedio los que están ocasionando los sismos, sino los superalimentados. Los pozos que bombean más de 45 millones de litros (12 millones de galones) de agua residual al subsuelo por mes son más propensos a detonar sismos que aquellos que bombean menos cantidades mensuales, halló el estudio de la Universidad de Colorado.

Aunque Texas, Arkansas, Kansas y otros estados han registrado aumento de sismos, el mayor incremento ha sido en Oklahoma. De 1974 a 2008, Oklahoma promedió aproximadamente un sismo de magnitud 3 o mayor por año, pero en 2013 y 2014, el estado promedió más de 100 sismos de esa potencia por año, según otro estudio sobre sismos publicado el jueves. Desde el 1 de enero, el Servicio Geológico de Estados Unidos ha registrado más de 350 sismos de magnitud 3 o más en Oklahoma.

Algunos estudios han vinculado el aumento de sismicidad a la práctica de inyectar agua residual al subsuelo después de perforar en busca de petróleo y gas utilizando tecnologías nuevas, como la de fracturación hidráulica. Estudios recientes han vinculado el dañino terremoto de magnitud 5,7 de 2011 que sacudió Prague, Oklahoma, a un pozo de inyección de alta capacidad cercano.

A diferencia de otros estudios, el nuevo de la Universidad de Colorado analizó 18.757 pozos que fueron asociados a sismos ocurridos en un radio de 14 kilómetros (nueve millas) de ellos y los casi 170.000 que no tuvieron ningún vínculo con movimientos telúricos. Buscando la diferencia entre los dos grupos, investigadores determinaron que la diferencia fue la cantidad de agua residual que se bombeó y qué tan rápido se hizo, dijo Matthew Weingarten, autor principal del estudio.

Aun cuando los pozos asociados a sismos representaron sólo 10% de los estudiados, más de 60% de los pozos de inyección de alta capacidad -12 millones de galones o más- estuvieron vinculados a sismos, encontró el estudio.

Y de los 45 pozos que bombean la mayor cantidad de agua residual a la mayor frecuencia, 34 de ellos -más de tres de cada cuatro- estuvieron vinculados a sismos cercanos, agrega el estudio.

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