BERLÍN
Agencia/AP

Las poblaciones humanas que predominan ahora en Eurasia y el este de Asia probablemente se dividieron en un período que se remonta a entre 36 mil 200 y 45 mil años de antigüedad, de acuerdo con un estudio dado a conocer el jueves.

Los investigadores utilizaron nuevas técnicas para analizar muestras genéticas del hueso de la espinilla de un hombre joven que murió hace al menos 36 mil 200 años cerca de la región donde se encuentran los poblados de Kostenki y Borshchevo en lo que ahora es el oeste de Rusia. El estudio, publicado en la revista Science, concluye que el hombre de Kostenki compartía secuencias genéticas con europeos contemporáneos, pero no con los habitantes del este de Asia.

Un estudio aparte publicado el mes pasado en la revista Nature determinó que una muestra de 45 mil años de antigüedad hallada en Siberia contenía secuencias ancestrales tanto para los europeos como los asiáticos del este de la época actual.

Tomados en conjunto, estos dos estudios sugieren un marco de tiempo de aproximadamente 9 mil años en el que las dos poblaciones genéticas podrían haber divergido, dijo Eske Willerslev, biólogo evolucionista de la Universidad de Copenhague, uno de los autores del estudio publicado en Science.

Incluso por su cuenta la muestra de Kostenki representa un desafío para teorías previas de que los europeos modernos surgieron sólo cuando los cazadores-recolectores se mezclaron con una población agrícola que llegó proveniente de Oriente Medio después de que los glaciares de la Edad del Hielo retrocedieron de Europa hace unos 10 mil años, el inicio de un período conocido como el Neolítico.

«En gran medida la gente había tendido a pensar que los europeos de la actualidad fueron influidos en su mayor parte por la expansión proveniente de Oriente Medio en el Neolítico», dijo Sarah Tishkoff, profesora de genética en la Universidad de Pennsylvania que no participó en el estudio más reciente. «Pero si son correctas están insinuando que esta persona hace 36 mil años ya tenía algo de similitud a la gente que contribuyó a esta expansión del Neolítico desde Oriente Medio».

Aunque el hombre de Kostenki —que tenía piel morena, ojos cafés y era relativamente de baja estatura— pertenecía a un grupo de seres humanos que a la larga desaparecieron, los fragmentos de ADN que dejó tras de sí son suficientes para trazar una línea en la historia genética europea que se remonta al menos 36 mil años, dijo la bióloga evolucionista Marta Mirazon Lahr de la Universidad de Cambridge, otra autora del estudio de la revista Science.

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