Por LINDSEY TANNER
CHICAGO / Agencia AP

Estos pacientes no lo hacían todo a su criterio, sino que cualquier cambio era parte de un plan previamente aprobado por sus médicos. Pero los pacientes no tenían que consultar al médico cada vez que aumentaban la dosis del medicamento si era parte del tratamiento original.

No se sabe por qué el autocontrol médico funcionó mejor en algunos casos, pero pacientes que participaron en el estudio de un año tomaban más medicamentos que los otros y quizás estaban más atentos a su enfermedad que los médicos que controlaban al grupo de tratamiento normal, indica el estudio.

Es posible que los médicos que trataban al otro grupo tuvieran «inercia clínica», un fenómeno descrito en otras investigaciones y que muestra que los médicos con frecuencia no aumentan la dosis de medicamentos contra la hipertensión incluso cuando el control en la consulta indicaba que está excesivamente elevada, dijo el autor del estudio, Richard McManus, profesor e investigador de la Universidad de Oxford.

El estudio se publicó el martes en la revista especializada Journal of the American Medical Association (JAMA).

Casi uno de cada tres adultos en Estados Unidos padece de hipertensión (considerada una lectura de 140 sobre 90, o más elevada) pero sólo cerca de la mitad la tiene debidamente controlada, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). El índice de hipertensión en Inglaterra es similar, según encuestas de salud.

En el estudio participaron 450 pacientes con problemas cardíacos, embolismos, diabetes o males renales, con un promedio de 70 años, a quienes se les dio seguimiento un año. La mitad recibieron los cuidados normales y los otros se controlaron ellos mismos.

La lectura promedio al comienzo del estudio fue de 143 sobre 80. Al final resultó de 128 sobre 74 entre los pacientes que se autocontrolaron y 138 sobre 76 entre los que no.

Pudiera esperarse que la diferencia lleve a una reducción en los problemas cardíacos y otras complicaciones, aunque es necesario realizar más estudios para evaluar los beneficios a largo plazo, según un editorial de la JAMA.

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