MADRID
Agencia DPA

El religioso, que tenía 75 años, murió el martes en la capital española, cinco días después de ser repatriado desde Liberia, donde se contagió.

El funeral se ofició en un hospital de la orden de San Juan de Dios, a la que pertenecía, y fue el escenario de la reaparición de la ministra de Sanidad española, Ana Mato, que está siendo criticada por no haber aparecido en público desde que el gobierno decidió repatriar a Pajares.

«Lo importante no es el protagonismo de un ministro por las gestiones, sino la gestión en sí», se defendió momentos antes de entrar al funeral.

Junto a las palabras que se dedicaron en el oficio religioso al sacerdote, hubo también un recuerdo para los religiosos congoleños George Combey y Chantal Pascaline, compañeros de Pajares en el hospital de Monrovia en el que trabajaba y quienes murieron por el ébola unos días antes que el español.

Pajares fue ingresado en un hospital de Madrid que se vació de pacientes para evitar riesgos. Estuvo en una habitación especial, con fuertes medidas anticontagio.

Se le estaba administrando el suero experimental ZMapp, con el que están siendo tratados los dos estadounidenses con el virus y del que la administración norteamericana va a enviar varias dosis a Liberia después de que su presidenta, Ellen Johnson Sirleaf, se lo pidiera personalmente a Barack Obama.

El cadáver del sacerdote fue incinerado el martes sin que se le practicara la autopsia para evitar que el virus pudiera propagarse, ya que el contagio del ébola se produce por contacto directo con la sangre, fluidos corporales, secreciones y órganos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra ya en más de un millar los muertos en el brote de ébola que estalló en marzo en Guinea Conakry y se extendió a Liberia y Sierra Leona. Luego saltó a Nigeria. Los casos de infectados reportados son más de 1.800.

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