Por SETH BORENSTEIN
WASHINGTON / Agencia AP
Los cálculos del gobierno federal no tomaron en cuenta que el petróleo que agregará el oleoducto al mercado haría bajar los precios en aproximadamente tres dólares por barril, incrementando el consumo, lo que a su vez crearía más contaminación, dijeron los investigadores.
Expertos externos no vinculados al estudio proporcionaron opiniones diversas. El Instituto del Petróleo de Estados Unidos dijo que el estudio era irrelevante porque independientemente del oleoducto, las arenas de alquitrán serán explotadas y el petróleo será transportado en ferrocarril si no se realiza por oleoducto, señaló la vocera Sabrina Fang.
Los investigadores calculan que el oleoducto propuesto, que transportaría crudo de las arenas aceitosas del occidente Canadá a refinerías en la costa del golfo en Texas, aumentaría las emisiones de gases de efecto invernadero mundial en hasta 121 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
El Departamento de Estado dijo este año que, a lo sumo, el oleoducto incrementaría las emisiones mundiales en 30 millones de toneladas.
Tales emisiones han estado en la mente del presidente Barack Obama, quien ha dicho que su gobierno permitiría la construcción del oleoducto «sólo si el proyecto no agrava significativamente el problema de la contaminación por dióxido de carbono».
Los nuevos cálculos, de científicos del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, fueron publicados el domingo en la revista Nature Climate Change. Peter Erickson, autor principal del estudio, dijo que su trabajo sugiere que el oleoducto básicamente podría anular las reducciones de algunas potenciales políticas de disminución de emisiones contaminantes en discusión.
El Departamento de Estado se negó a comentar sobre la investigación de Erickson y del coautor Michael Lazarus.
Precios más bajos podría sonar bien, pero es imposible obtener algo a cambio de nada, dijo el economista ambiental Gary Yohe, de la Universidad Wesleyan, quien elogió el trabajo.
«Precios más bajos de combustible son algo negativo si no incluyen todos los costos sociales», escribió Yohe en un correo electrónico. «Los consumidores están contentos, pero no necesariamente el planeta».
Un incremento de 121 millones de toneladas de dióxido de carbono es muy poco frente a 36.000 millones de toneladas que arrojó el mundo al aire en 2013. Es por eso que el economista Richard Tol, de la Universidad de Sussex, minimizó el efecto Keystone calculado, calificándolo como apenas una gota en el balde. Si alguien está preocupado por el cambio climático, escribió en un correo electrónico, el oleoducto «debería ser lo más lejano en su pensamiento».