Huw Groucutt cruza vastas dunas de arena cuando viaja hasta sitios arqueológicos en el norte de la Península Arábiga. Pero esas regiones desérticas tuvieron alguna vez períodos intermitentes verdes y exuberantes que atrajeron a los primeros seres humanos y a grandes animales, como hipopótamos, que migraron desde África para permanecer en antiguos lagos, de acuerdo con nuevas evidencias.
Hasta hace una década, la Península Arábiga era un lugar poco conocido en el mapa para los científicos que intentan reconstruir la historia de la evolución y las migraciones de los primeros humanos hacia el exterior de África. Se conoce mucho más de los primeros asentamientos humanos en la región del Levante —lo que hoy es Israel, Jordania, Líbano y partes de Siria—, donde se han efectuado amplias investigaciones arqueológicas durante más de un siglo.
Pero la Península Arábiga quizá tuvo un papel importante como puente entre África y Eurasia, según deja entrever un estudio publicado el miércoles en la revista Nature.
«Arabia no aparece en la historia de las primeras migraciones humanas porque se han realizado pocos trabajos allá», dijo el coautor del estudio Michael Petraglia, arqueólogo paleolítico del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Jena, Alemania. El equipo de investigación incluyó a científicos de Alemania, Arabia Saudí, Australia, Gran Bretaña y otras latitudes.
El impulso de buscar restos arqueológicos en la región vino de las imágenes por satélite que revelaron rastros de lagos prehistóricos en regiones ahora áridas. «Advertimos patrones de color creados por antiguos lagos: las dunas de arena son de tonos anaranjados, mientras que los lagos se muestran blancos o grisáceos», dijo Groucutt, que también pertenece al Instituto Max Planck.
Las excavaciones realizadas durante una década arrojaron herramientas de piedra pertenecientes a múltiples períodos de asentamientos prehistóricos de grupos humanos primitivos, el más antiguo de hace 400.000 años. El análisis de las muestras de sedimentos tomadas de antiguos lagos, así como los restos de hipopótamos y otros animales, mostraron que durante diversos periodos en el pasado distante, la península tenía lagos y pastizales todo el año.
Durante esos periodos de clima favorable, los primeros humanos y animales migraron desde el noreste de África hasta la Península Arábiga, dicen los investigadores.
«Ríos y lagos, rodeados de pastizales y sabana, habrían atraído a animales y después a los primeros humanos que los perseguían», dijo Petraglia. Los hipopótamos necesitan cuerpos de agua de varios metros (yardas) de profundidad todo el año para vivir. Los restos de otros animales, como avestruces y antílopes, son indicio de «una fuerte conexión biológica con el noreste de África», apuntó.
«Lo que este grupo de investigación ha hecho es combinar de manera realmente espléndida la arqueología y registros climáticos que datan de hace unos 400.000 años para mostrar que los primeros seres humanos se desplazaron por este entorno cuando cambió el clima», dijo el paleoantropólogo Rick Potts, que dirige el Programa Orígenes Humanos en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian.
«La presencia y ausencia episódicas de poblaciones en la Península Arábiga coinciden con las oscilaciones climáticas», señaló Potts, que no participó en el estudio.