Antes del accidente, Luis Pablo laboraba como técnico en una empresa dedicada al servicio de montacargas y no imaginaba que de un momento a otro su vida tomaría un rumbo distinto. Foto. Margarita Girón

Por Margarita Girón
jgiron@lahora.com.gt

Durante el 2018, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), atendió 15 mil 195 emergencias derivadas de accidentes de motociclistas, el caso de Luis Pablo Guerra, un joven trabajador de 22 años fue uno de ellos y aunque el percance dejó en el afiliado lesiones permanentes, la esperanza de reincorporarse a la vida laboral y ritmo de vida hoy está más viva que nunca.

Guerra relató que el accidente ocurrió en diciembre de 2018, cuando circulaba por el Anillo Periférico y un vehículo que era conducido presuntamente por una persona en estado de ebriedad lo arrolló. En el percance, Guerra resultó herido de gravedad y su acompañante perdió la vida.

Antes del accidente, Luis Pablo laboraba como técnico en una empresa dedicada al servicio de montacargas y no imaginaba que de un momento a otro su vida tomaría un rumbo distinto. Pues según detalló, cuando ocurrió el percance su hija apenas tenía 4 meses de edad y aunque en un principio fue una etapa difícil, a decir de Guerra, su esposa y su hija han sido una de las mayores motivaciones para poder recuperarse.

“El accidente ocurrió el 22 de diciembre, yo volvía de trabajar en mi motocicleta cuando un vehículo se cruzó los carriles y nos atropelló. Yo pienso que Dios tiene un propósito para cada uno y Él sabe por qué me dejó con vida”, destacó el afiliado.

Para el entrevistado contar con la cobertura de accidentes del seguro social ha sido una ventaja desde que ocurrió el percance, pues ha sido atendido por el personal médico que ha dado seguimiento a su caso desde el momento que ingresó a la emergencia del hospital de accidentes Ceibal.

Derivado de las lesiones, Luis Pablo perdió una de sus extremidades inferiores y sufrió una lesión en el brazo que le impide movilizarlo completamente, por lo que fue remitido al Hospital de Rehabilitación en donde ha sido atendido por casi seis meses en los que se le ha colocado una prótesis que luego de adaptarse ahora puede mover con mayor facilidad.

“Cuando vine aquí me abrieron puertas y es otro ambiente porque uno se encuentra con personas que se han rehabilitado de accidentes u otro tipo de lesiones y yo los veo a todos y se convierten en una motivación junto a los terapistas que nos apoyan siempre y yo siento que he avanzado bastante”, enfatizó Guerra.

Para Guerra, adaptarse a una nueva vida ha sido un proceso que le ha tomado tiempo, pero con ayuda de las terapias tanto físicas como psicológicas su recuperación ha sido rápida y positiva.
Foto. Margarita Girón

UNA NUEVA OPORTUNIDAD

El afiliado describió que gracias a las terapias que ha recibido, ahora puede manejar vehículo, bicicleta y hasta motocicleta, “puedo hacer casi de todo, solo la lesión del brazo me impide estar ya al 100 pero voy bien gracias a Dios”, remarcó Guerra.

De acuerdo con el entrevistado, adaptarse a una nueva vida ha sido un proceso que le ha tomado tiempo, pero con ayuda de las terapias tanto físicas como psicológicas su recuperación ha sido rápida y positiva. “Me he adaptado bien a la prótesis, puedo caminar sin problema, bajar y subir gradas e incluso manejar y no he tenido problemas para nada”, dijo Guerra.

Además, el afiliado destacó que otra de las ventajas de contar con la cobertura del IGSS es la parte económica, pues desde el accidente, ha sido apoyado económicamente a través de la pensión por accidente que recibe, sin dejar de lado el costo de los tratamientos y la prótesis recibida.

Según datos del Hospital de Rehabilitación el tratamiento por amputación oscila en los Q31 mil 500 al momento del egreso del paciente, costo referido únicamente en atención de este centro de atención.

VE EL FUTURO CON OPTIMISMO

El afiliado detalló que se encuentra motivado y cree que si continúa con sus terapias podrá reincorporarse en unos meses a la vida laboral, “solo espero salir de mi brazo para seguir trabajando, gracias a Dios en la empresa donde trabajo me dijeron que me están esperando y me han apoyado en este proceso y yo siento que sí lo voy a lograr”, enfatizó Guerra.

Mientras tanto, Luis Pablo seguirá acudiendo a sus terapias dos veces por semana hasta conseguir su recuperación, en su caso, la terapia inicia a las ocho de la mañana y finaliza a las 13:00 horas, en donde el afiliado recibe distintos tratamientos que van desde gimnasia, entrenamiento protésico y rutinas físicas para ejercitarse.

SOBRE SU CASO

La doctora Ana Beatriz Quevedo, médico especialista en medicina física y rehabilitación, explicó que el caso de Luis Pablo inició el 21 de marzo, cuando fue referido por el Hospital General de Accidentes hacia esa unidad del IGSS.

“El inició a una fase de entrenamiento protésico que busca que el paciente alcance todos los logros y requisitos físicos que se requieren para poder posteriormente utilizar una prótesis”, enfatizó Quevedo.

Asimismo, añadió que en el caso del afiliado contó con el apoyo de un equipo interdisciplinario integrado por expertos en fisioterapia, terapia ocupacional, psicología, trabajo social y taller de prótesis y órtesis.

“Luis Pablo tuvo una evolución muy buena, en un periodo de tres meses él llenó todos los criterios que se necesitan para poder una prótesis y ahora está en proceso de recuperación de su miembro superior”, detalló la especialista.

Finalmente, Quevedo indicó que lo que se busca con Luis Pablo, es que logre la mayor independencia posible para que pueda reincorporarse a la vida laboral y actividades de vida diaria.

Doctora Ana Beatriz Quevedo, médico especialista en medicina física y rehabilitación del Hospital de Rehabilitación del IGSS.
Foto. Margarita Girón
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