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POR MARGARITA GIRÓN
jgiron@lahora.com.gt

Según estimaciones del Informe Nacional de Desarrollo Humano de Guatemala, del total de la población guatemalteca, 9,217,175 son mujeres, es decir, el 51% de la población total del país está representado por el género femenino. Sin embargo, romper las brechas de desigualdad en aspectos laborales, sociales y de educación, continúan siendo un reto.

De acuerdo con datos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), hasta el mes de septiembre, de los 1,279,788 afiliados al seguro social, únicamente 440,972 son mujeres, mientras que 838,816 son hombres.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Guatemala la tasa de desempleo de las mujeres (3.5%) es ligeramente superior a la de hombres (2.0%). Además, destacan que, el 70,4% de las mujeres que trabajan, lo hacen en el sector terciario, frente al 36,3% de los hombres.

La OIT también menciona que, las mujeres tienen menor acceso a servicios de protección social y además, soportan una carga laboral desproporcionada en la economía asistencial o de cuido en particular, situación que se agudizó durante la pandemia, tras el cierre de escuelas o de centros de atención.

Las mujeres continúan luchando para abrirse brecha en el país.
FOTO LA HORA

RAQUEL M.: “HAY QUE VER CÓMO SALIMOS ADELANTE”

Raquel M. es maestra, antes de la pandemia trabajaba en una institución educativa en donde permanecía todo el día con un empleo formal; sin embargo, se le informó que debido al cambio de la dinámica su contrato no sería renovado y desde el mes de abril se ha dedicado a las ventas por catálogo.

“Nos dijeron que por la pandemia ya no serían renovados los contratos, solo los que tienen plaza fija se quedaron, la verdad es que uno tiene que ver qué hace para salir adelante, sobre todo cuando hay familia”, explica.

Agregó que, aunque no gana lo mismo que devengaba cuando tenía un trabajo formal, las ventas tienen buenos resultados, sobre todo cuando se acercan festividades como la navidad. Raquel comentó que ya vendía por catálogo antes de la pandemia, como fuente extra de ingresos, pero ahora se ha convertido en su principal ingreso.

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D. CASTILLO: ES UNA VENTAJA CONTAR CON UN TRABAJO FORMAL

Daniela Castillo es esposa y madre, además trabaja desde hace cinco años para una empresa en donde cuentan con prestaciones y acceso a Seguro Social.

Agregó que en la empresa en donde labora los trabajadores tienen beneficios, además del IGSS, como préstamos personales y sobre todo la estabilidad de contar con un ingreso fijo.

“En la empresa si los trabajadores necesitan algo se les ayuda, la verdad es importante contar con todas las prestaciones”, destaca.

Foto ilustrativa: Un grupo de mujeres en una capacitación del Mineco, utilizando además, mascarillas. Foto La Hora/Mineco

A. VILLAGRÁN: INVISIBILIZACIÓN DEL ROL DE LA MUJER ES HISTÓRICA

Sobre las brechas de desigualdad se consultó a la diputada Andrea Villagrán, quien se ha caracterizado por su incidencia en el ámbito político de Guatemala, específicamente en el Congreso de la República en donde fue reelecta por el partido Bien.

Villagrán precisó que existe una invisibilización histórica al rol de la mujer en la contribución económica del país. En tal sentido, destacó que hay muchos trabajos que realiza la mujer que no son considerados como tal, como la atención del hogar, cuidado, alimentación que son catalogados como roles de la mujer y que deben hacerse “por naturaleza” pero no son vistos como un trabajo.

Para Villagrán, una de las áreas que no cuenta con regulación es el trabajo doméstico desempeñado principalmente por mujeres, en donde a decir de la legisladora, es necesario normar los derechos que deberían cumplirse según la ley, como el acceso al seguro social, el salario justo entre otros.

La diputada Andrea Villagrán de la bancada BIEN. FOTO LA HORA/ANDREA VILLAGRÁN FACEBOOK

“A eso también se debe que el Seguro Social solamente evidencia una pequeña cantidad de mujeres afiliadas que se encuentran dentro de la formalidad laboral, pero eso no quiere decir que no se encuentren trabajando la mayoría de las mujeres, lo que ocurre es que muchas lo hacen dentro de la informalidad y no se reconoce la labor que realizan ni se retribuye el trabajo de forma económica”, puntualizó.

En su experiencia, Villagrán comenta que romper los techos de cristal y acceder a los espacios que históricamente han sido considerados como espacios de hombres es complejo porque se deben romper los estereotipos sociales que han visto los espacios políticos como algo que no es para mujeres.

“En el Congreso ahora somos 32 mujeres, es el número más grande que ha habido en la historia, Aun así, seguimos siendo un espacio mejor, si lo separamos en otros espacios políticos”, manifiesta.

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Además, resalta que el compromiso de las mujeres que han abierto espacios en la política es ver de qué forma pueden mejorarse las condiciones, para que más mujeres puedan estar en puestos de toma de decisión. Agregó que ha trabajado con organizaciones de mujeres, para promover la ley de desarrollo económico de la mujer, que busca crear a través del Estado, que se les proporcione capital semilla, enfocado específicamente en emprendimientos de mujeres.

“Al final es un tema de representatividad y de democracia, no debiera ser un privilegio como se ve actualmente, tenemos los mismos derechos que los hombres en tener acceso a espacios laborales”, añade.

Las mujeres representan un importante sector de la sociedad guatemalteca. Foto: José Orozco/La Hora

CIEN: SE NECESITA UN CAMBIO SOCIAL

María del Carmen Aceña, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), considera necesario promover un proceso cultural en donde se acepte que las mujeres luego de prepararse académicamente puedan trabajar, pues, aunque las universidades tengan más mujeres que hombres en sus aulas, al graduarse, muchas de ellas no logran ejercer la profesión para la cual se prepararon.

A decir de Aceña, mientras menos preparación tenga una mujer, la dificultad para tener acceso a un empleo formal es mayor y por ello muchas optan por la informalidad, aunque eso represente no tener acceso a prestaciones y seguro social.

Agrega que, muchas mujeres se dedican a trabajar en casa y otras áreas que no están incluidos en la categoría de un empleo formal.

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De acuerdo con la investigadora, en el tema social es importante que las familias lleguen a acuerdos, para que tanto hombres como mujeres puedan tener igualdad en las opciones de buscar un trabajo formal, pero también dividiendo las tareas del hogar, porque en todo caso las mujeres tendrían dos trabajos, el que desempeñan de manera formal y el que tienen en casa, atendiendo el hogar.

“Es cuestión de hacer un cambio social, en donde haya espacios más equitativos, que permitan que las mujeres puedan prepararse y tener acceso a las mismas oportunidades”, precisó Aceña.

Por ello, enfatiza en que es importante que, desde niñas, las mujeres tengan proyectos de vida, que les permita que las proyecciones a nivel personal y profesional puedan cumplirse, no solo en el área urbana, sino en el área rural, que es en donde estas brechas son más marcadas.

María del Carmen Aceña del CIEN. Foto La Hora

DATOS A NIVEL GLOBAL

De acuerdo con un informe de la Oxfam, las mujeres ocupan solo el 24% de los escaños parlamentarios a nivel mundial. Mientras que, en el ámbito municipal la situación es aún más grave, ya que tan solo ocupan el 5% de las alcaldías.

Agregan que, en todas las regiones y sectores, el salario de las mujeres es un 24% inferior al de los hombres.

Asimismo, señalan que, casi dos terceras partes de los 781 millones de personas adultas analfabetas son mujeres, un porcentaje que se ha mantenido constante durante las dos últimas décadas.

Según la Oxfam, 153 países tienen leyes que discriminan económicamente a las mujeres. En 18 de estos países, los maridos pueden impedir legalmente que sus esposas trabajen. Mientras que, en todo el mundo, una de cada tres mujeres sufre o sufrirá violencias machistas en algún momento de su vida.

Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señalan que Pakistán, Guatemala y Honduras se encuentran entre los países con las mayores diferencias de género a nivel mundial, con tasas de mujeres jóvenes que no estudian, trabajan o reciben algún tipo de formación, al menos 30 puntos porcentuales superiores a las de los hombres jóvenes.

Las mujeres en Guatemala se enfrentan a muchos retos. Foto La Hora/Moisés Castillo/AP

¿QUÉ HA HECHO EL GOBIERNO?

Este año, el Gobierno estableció la Coalición Nacional de Guatemala para el Empoderamiento Económico de las Mujeres. En donde consideran que, invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico.

En ese contexto, destacaron que, las mujeres siguen sufriendo de manera desproporcionada la pobreza, la discriminación y la explotación, por lo que deben erradicarse, estos problemas y la discriminación de género que implica que a menudo las mujeres acaben desempeñando trabajos no seguros y mal pagados, y siguen siendo una pequeña minoría en puestos directivos, por lo que este programa es una luz para las mujeres.

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