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Las mujeres en Guatemala representan la mayoría de la población. Se sabe que son más longevas que los hombres, que en promedio hay 5.6 millones en edad fértil y tienen una tasa de fecundidad de 2.7 hijos por mujer.

Ser mujer tiene implicaciones para la salud. Desde la biología relacionada con el sexo, el género y los factores sociales, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Existen una serie de presiones ambientales, sociales y culturales que afectan la salud de la mujer y esto tiene un impacto hasta en las siguientes tres generaciones. Una mamá que está obesa o desnutrida afectará el estado de salud de su hijo”, explica la doctora en nutrición, Mónica Orozco.

En el contexto del mes de las madres, establecer un mapa del estado de salud de las mujeres en Guatemala es encontrar datos desactualizados y escasos. Sin embargo, es posible vislumbrar de qué mueren en su mayoría, cuáles son sus principales carencias y necesidades, especialmente cuando se le relaciona con la fertilidad.

“La maternidad se ha idealizado como sufrimiento y sacrificio. El 65% de su vida atraviesa por esta etapa reproductiva, lo cual tiene implicaciones en su salud en el futuro. Muchas de las complicaciones en la adultez, se deben a partos mal atendidos que se asumen como algo normal”, expone la doctora Mirna Montenegro, directora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR).

La pandemia también ha revelado dramas a lo interno de muchos hogares. Se incrementaron las cifras de mortalidad materna, de violencia sexual, incluso, de la salud mental.

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DEFUNCIONES

¿De qué mueren la mayoría de las mujeres en Guatemala? una respuesta compleja que significó 38,598 defunciones en el 2019, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El sistema de clasificación de enfermedades, según la dirección de estadísticas vitales INE establece bajo el renglón “Otras causas”, el mayor número de defunciones: más de 13 mil. En el segundo renglón, los hallazgos anormales clínicos no clasificados significaron casi 6 mil muertes.

Sin embargo, las casillas identificadas por causa de muerte permiten reconocer las cuatro principales causas: neumonía, diabetes mellitus, infarto agudo de miocardio y diabetes mellitus no insulinodependiente.

UN RANGO AMPLIO PARA SER MAMÁ

Una de las diferencias de país es que en Guatemala la edad reproductiva es más amplia, por lo que la mayoría de las mujeres pasan 2/3 partes de su vida en esta etapa. Según estadísticas, comprende desde los 10 hasta los 54 años, debido a que los embarazos en menores comienzan a partir de este rango de edad.

La tasa de fecundidad es de 2.7 hijos por mujer. Esta se ha venido reduciendo en los últimos años, sin embargo, este dato refleja diferencias entre poblaciones rurales y urbanas como entre grupos ladinos e indígenas, donde estas últimas por lo general tiene cuatro hijos y su deseo es tener solo dos, explica la doctora Montenegro.

SECUELAS DEL PARTO

Según la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (2015), el 64% de los partos son atendidos por personal de salud y el 35% por comadronas. Sin embargo, esta tendencia puede haber dado un giro con la pandemia, pues se ha observado que hay menos mujeres que acuden a los servicios de salud, por miedo a los contagios o el transporte.

Los partos mal atendidos dejan secuelas en las madres que usualmente son aceptados. Por ejemplo, muchas tienen prolapsos uterinos (se cae el útero) y no acuden al servicio de salud para corregirlo. También son recurrentes los problemas de micción debido a vejigas caídas.

Montenegro indica que hay poca información sobre estos casos. “Generalmente las mujeres lo aceptan como algo normal, puesto que la maternidad es idealizada como sufrimiento y sacrificio”, expone.

UN CÁNCER PREVENIBLE

El cáncer cérvico uterino es la primera causa de muerte en Guatemala. Al mismo tiempo, es el único que es 100% prevenible. Tiene dos formas de control: tamizaje (Papanicolau) y la vacuna contra el virus del Papiloma Humano, pero muchas mujeres no toman en cuenta estos cuidados, por razones culturales o descuido.

A pesar de que es una enfermedad que empieza a mostrar síntomas hasta 15 o 20 años después, las estadísticas del Instituto de Cancerología (INCAN) muestran que el 40% de los casos que se presentan ya son invasivos. Es decir, llegan muy tarde y poco se puede hacer.

Por tanto, Montenegro demanda a nivel público, acciones y campañas de prevención por medio de las vacunas en adolescentes (antes de su primera relación sexual) y con el tamizaje, el cual disminuyó hasta un 80% en el último año.

SE INCREMENTA LA MORTALIDAD MATERNA

Las cifras de mortalidad materna habían venido a la baja hasta 2018, sin embargo, la estadística más reciente reflejó un alza, según el OSAR. En el 2019, hubo 384 casos, mientras que en 2020 se registraron 420 casos. Resalta que el 90% de las causas de estas muertes son prevenibles, pues la principal causa es por hemorragia.

Se estima que el incremento de casos el año pasado se debió a que el 60% de usuarias no asistió a los servicios y a su vez, las clínicas de planificación familiar estuvieron cerradas. Por lo anterior, se prevé un aumento en el número de embarazos en el corto plazo.

Los casos preliminares en enero de 2021 reflejan 24 casos de mortalidad materna, en donde se registraron cinco casos de suicidio en menores embarazadas. “Esto no lo había visto antes”, expresa Montenegro.

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VIOLENCIA Y SALUD MENTAL

Los embarazos en niñas y adolescentes muestran que las cifras mantienen una tendencia constante en los últimos años. En el primer trimestre de este año se registran 18,821 casos en las edades de 10 a 19 años. De estos, el 97.4% de casos son jóvenes de 15 a 19 años, mientras que el 2.58% son casos de niñas de 10 a 14 años.

Montenegro concluye que mejorar estos indicadores depende de muchas variables que incluyen desde aplicar la legislación y poner en acción los programas de educación integral en sexualidad, derechos y de salud, hasta una comunicación abierta entre las familias. De momento, instó a todas las mujeres disfrutar la maternidad sin culpas y con toda la voluntad.

En Guatemala, las madres enfrentan una serie de dificultades en varios aspectos. Foto La Hora

NUTRICIÓN PREVENTIVA

La nutricionista Gabriela Lima explica que en el país no se cuenta con un sistema nacional de monitoreo que permita tomar el pulso al estado nutricional de la población adulta.

En el caso de las mujeres, usualmente solo reciben un control de salud durante la etapa del embarazo. Después de eso, la persona acude al sistema cuando la enfermedad requiere de atención médica.

Expone que la problemática tiene dos caras: Mujeres que viven con desnutrición, especialmente con ausencia de hierro y vitamina A y, por otro lado, la carga nutricional vinculada con el sobrepeso y obesidad, derivado de una mala alimentación, cercana al consumo de alimentos altamente calóricos, de baja calidad nutricional, pero accesibles económicamente.

Esto incluye los alimentos preparados de fácil acceso como frituras, sodas y aguas carbonatadas, que han tenido un incremento en el consumo. Al punto, que la canasta básica alimentaria los ha tenido que incluir en su listado.

Las consecuencias de esta mala dieta pueden observarse ya en el colapso del sistema de salud y la pandemia, pues se ha demostrado que quienes son más sensibles a tener complicaciones son las personas con enfermedades crónicas degenerativas. “Contar con programas de prevención, evitaría una mayor carga económica al sistema de salud”, señala Lima.

Son varios los aspectos que se deben tomar en cuenta para conocer los retos y brechas en el país para ellas. Foto La Hora

Cuatro necesidades básicas

Las necesidades de salud en las mujeres pueden clasificarse en cuatro categorías:

1. Necesidades específicas relacionadas con la función sexual y reproductiva.

2. Un sistema reproductivo vulnerable a disfunciones y enfermedades.

3. Padecen las mismas enfermedades que afectan a los hombres, aunque estos patrones difieren de sus pares masculinos debido a la constitución genética, el entorno hormonal, estilo de vida y su función reproductiva.

4. Están sujetas a problemáticas sociales que repercuten en sus salud física, mental y social: desde el abuso sexual y la violencia doméstica.

Fuente: doctor Mahmoud Fathalla, presidente del Comité Consultivo de Investigaciones Sanitarias mundial de la OMS.

 

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