Demócratas celebran la aprobación de un paquete de infraestructuras en la Cámara de Representantes, en Washington. Foto la hora: House Television vía AP)
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El presidente Joe Biden festejó la aprobación de su paquete de 1 billón de dólares para obras de infraestructura, calificándolo como un «paso monumental hacia adelante para la nación» después de que los demócratas resolvieron un enfrentamiento de meses en sus propias filas para sellar el acuerdo.

«Por fin, una semana de la infraestructura», dijo Biden muy sonriente en conferencia de prensa. «Me hace tan feliz decirlo así: semana de la infraestructura».

La cámara baja aprobó la iniciativa por 228 votos a favor y 206 en contra, suscitando una aclamación de alivio de la bancada demócrata. La respaldaron 13 republicanos, en su mayoría moderados, mientras que seis miembros del ala más izquierdista de los demócratas —incluso las representantes Alexandria Ocasio-Cortez y Cori Bush— la rechazaron.

Con la aprobación del proyecto de ley, que crearía gran cantidad de empleos y mejoraría el ancho de banda, el suministro de agua y otras obras públicas, pasa ahora al escritorio de un presidente cuyos índices de aprobación han descendido y cuyo partido recibió un balde de agua fría de parte de los votantes en los comicios de hace unos días.

El candidato demócrata a la gubernatura de Virginia fue derrotado y el de Nueva Jersey ganó por un margen escaso, a pesar de que ambos estados son de tendencia demócrata. Esos reveses hicieron que los líderes del partido —tanto los moderados como los progresistas— se sintieran impacientes por producir un proyecto de ley que genere un impacto positivo y por demostrar que saben gobernar.

Los demócratas tampoco pueden darse el lujo de proyectar una imagen de desorganización un año antes de los comicios legislativos, que podrían llevar a los republicanos a recuperar el control del Congreso.
Los votantes «quieren que cumplamos», dijo Biden y la votación del viernes «demostró que podemos».
«Cumplimos una gran promesa», añadió.

El paquete de infraestructura es una inversión histórica que Biden compara por su magnitud con la construcción del sistema interestatal de rutas en el siglo pasado o el ferrocarril transcontinental en el XIX. Dijo que es un «plan de trabajo para la reconstrucción de Estados Unidos».

La alusión a la semana de la infraestructura fue una pulla a su predecesor Donald Trump, cuyo gobierno en varias ocasiones proclamó que había comenzado la «semana de la infraestructura» sin que pasara nada.

El simple hecho de haber desatascado la iniciativa sobre infraestructura para su aprobación definitiva en el Congreso supuso un estallido de adrenalina para los demócratas. Sin embargo, a pesar de la victoria, sufrieron un revés cuando aplazaron una votación sobre una segunda propuesta más grande, que se llevará a cabo más adelante este mes.

Esa iniciativa de 1,85 billones de dólares a 10 años, que refuerza programas relacionados con la salud, la familia y el cambio climático, fue postergada después de que los moderados exigieran que la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso de Estados Unidos (CBO por sus siglas en inglés) efectúe una proyección de costos sobre la iniciativa. El aplazamiento frustró las esperanzas de que Biden se apuntara una doble victoria con la aprobación de ambos proyectos en la misma jornada.

Sin embargo, en un avance logrado en la noche y negociado entre el mandatario y los líderes de la Cámara de Representantes, los moderados aceptaron después apoyar la iniciativa si las proyecciones de la CBO coinciden con las cifras preliminares proporcionadas por la Casa Blanca y los analistas fiscales del Congreso. El acuerdo, por el que los legisladores se comprometieron a votar el proyecto de ley social y ambiental en la semana del 15 de noviembre, es un paso importante hacia una votación en la Cámara que podría enviar finalmente el texto al Senado.

El presidente y la primera dama, Jill Biden, retrasaron sus planes para viajar a su casa en Rehoboth Beach, Delaware, el viernes en la noche. En su lugar, Biden habló con los líderes de la Cámara, moderados y progresistas, dijo un funcionario de la Casa Blanca desde el anonimato.

En una declaración de dos frases, los cinco moderados apuntaron que si las estimaciones fiscales del proyecto de ley social y medioambiental plantean problemas «seguimos comprometidos a trabajar para resolver cualquier discrepancia» para sacarlo adelante. A cambio, los progresistas aceptaron votar a favor del plan de infraestructuras, que habían retenido durante meses en un intento por presionar a la otra parte para que apoyase la iniciativa más amplia.

La jornada supuso una inusual distensión entre los dos bandos que los líderes del Partido Demócrata esperan que continúe durante el otoño. Las dos facciones pasaron las últimas semanas acusándose mutuamente de poner en peligro el éxito de Biden y de la formación por haber exagerado sus posibilidades y expresaron una profunda desconfianza entre ellos.

Los moderados habían forzado a los líderes a reducir la medida de cerca de 2.100 páginas a alrededor de su presupuesto inicial de 3,5 billones de dólares. Los republicanos se oponen alegando que es demasiado costoso y perjudicial para la economía.

El paquete proporcionará a un gran número de estadounidenses ayudas para pagar la atención médica, para la crianza de los hijos y para el cuidado de los mayores en casa. El paquete contempla 555.000 millones de dólares en exenciones fiscales para fomentar las energías más limpias y los vehículos eléctricos. En los últimos días, los demócratas agregaron provisiones que restablecen un nuevo programa de bajas familiares remuneradas y permisos de trabajo para millones de migrantes.

Gran parte del costo de la iniciativa se cubrirá con una subida de los impuestos a los estadounidenses más ricos y a las grandes empresas.

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