El primer ministro británico Boris Johnson. Foto la hora: Ap
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Por PAN PYLAS
LONDRES
Agencia (AP)

El primer ministro británico Boris Johnson, quien el año próximo será anfitrión de de la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, exhortó a los gobernantes del mundo a aprovechar los recursos de las naciones más ricas para poner fin a la pandemia y abordar el cambio climático.

Johnson emitió un comunicado por video anticipando una cumbre virtual de gobernantes del G-20 cuyo anfitrión es Arabia Saudí, presidente del grupo este año.

Dijo que «si aprovechamos el ingenio colectivo y los recursos del G20, podemos trazar un mapa para salir de la pandemia y construir un futuro mejor y más verde».

Además de la cumbre climática en Glasgow en noviembre de 2021, el Reino Unido tendrá la presidencia del G7.

Por otra parte, el gobierno británico provocó furia al abandonar su objetivo de ayuda exterior de larga data para financiar otras prioridades en medio de lo que llamó la recesión más profunda en tres siglos.

En un comunicado a los legisladores, el jefe del Tesoro, Rishi Sunak, dijo que la ayuda al exterior se reducirá del actual 0,7% del ingreso nacional al 0,5%. Esto le dejará al gobierno conservador 4.000 millones de libras (5.300 millones de dólares) para usar en otros gastos.

Dijo que la «rígida adhesión» a la meta anterior es «difícil de justificar» en momentos que la economía sufre los duros embates de la pandemia de coronavirus.

«En una época de crisis sin precedentes, el gobierno debe tomar decisiones difíciles», dijo.
Insistió que el gobierno busca regresar al objetivo impuesto por el gobierno laborista de Tony Blair hace dos décadas, pero aún con la reducción el gasto del Reino Unido en ayuda al exterior será el segundo más alto del Grupo de los Siete países industrializados.

La decisión es contraria a la promesa del gobierno en la elección general del año pasado de mantener el nivel de ayuda exterior. Dio lugar a fuertes críticas de todo el espectro político —incluido el Partido Conservador— y de organizaciones humanitarias.

La organización Save the Children dijo que estaba «profundamente decepcionada» por el recorte y advirtió que significaría «100.000 vidas no salvadas mediante la inmunización y un millón de niños menos que reciben apoyo a través de la educación».

El principal ejecutivo de la organización, Kevin Watkins, dijo que el gobierno «violó su promesa» a la gente más necesitada del mundo, y dañó «la reputación británica de liderazgo en el escenario mundial».

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dijo que la decisión era «vergonzosa y equivocada» y exhortó a los legisladores a «rechazarla en bien de los más pobres y la reputación e interés del propio Reino Unido».

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