Los guantes creados en China para Lacoste al parecer se maquilan en una fábrica donde minorías étnicas enfrentan trabajos forzados y una reeducación ideológica y conductual a la fuerza. FOTO LA HORA: AP.
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Por MARTHA MENDOZA
Agencia Ap

Los guantes creados en China para Lacoste al parecer se maquilan en una fábrica donde minorías étnicas enfrentan trabajos forzados y una reeducación ideológica y conductual a la fuerza, de acuerdo con un grupo defensor de los derechos laborales con sede en Estados Unidos.

La popular marca francesa, conocida por su logotipo de un cocodrilo verde, aseguró que suspendió los envíos después de enterarse del presunto abuso laboral en su cadena de suministro denunciado por el grupo de derechos laborales Worker Rights Consortium con sede en Washington, D.C. El grupo alega que los musulmanes uigures y otras minorías étnicas son obligados a coser los guantes con la marca Lacoste.

Una portavoz de Lacoste dijo a The Associated Press que auditores visitaron la fábrica china, entrevistaron a los obreros y no reportaron ninguna preocupación.

«Lacoste prohíbe el uso de la mano de obra forzada, obligatoria o no remunerada de cualquier tipo», dijo la portavoz de la compañía, Nathalie Beguinot. Agregó que 95 pares de guantes de la fábrica en cuestión se vendieron en Europa y que los guantes no vendidos fabricados en Yili Zhuo Wan Garment Manufacturing Co. se encuentran almacenados actualmente.

El director ejecutivo de Worker Rights Consortium, Scott Nova, dijo que Lacoste y cualquier otro comprador deberían haber buscado medios para enterarse de las verdaderas condiciones laborales, sin confiar en los auditores que entrevistan a los trabajadores en el sitio, donde no pueden hablar libremente.

Los directivos de Yili Zhuo Wan no pudieron ser contactados para hacer comentarios. El año pasado, medios informativos y grupos sin fines de lucro describieron trabajo forzado y adoctrinamiento de cientos de personas dentro de la fábrica.

Según los informes, el gobierno chino emprendió una represión masiva que según algunos cálculos derivó en la detención de más de 1 millón de personas de minorías étnicas, la mayoría de ellos musulmanes, en los últimos tres años. Beijing lo niega. Ha dicho que los centros de detención son para capacitación laboral voluntaria y que no discrimina por motivos de religión.

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