Por LUIS ALONSO LUGO
WASHINGTON
Agencia (AP)
Un año, 10 meses y 20 días. Este es el periodo promedio que la mujer latina empleada a tiempo completo en Estados Unidos debe trabajar para igualar el ingreso de los hombres caucásicos no hispanos.
Una coalición de organizaciones no gubernamentales conmemorará el 20 de noviembre el día del pago igualitario a las latinas para subrayar que sólo ese día la hispana promedio habrá alcanzado el mismo ingreso percibido durante 2018 por un hombre caucásico no hispano.
El rezago es aún mayor para las trabajadoras latinas que son extranjeras.
Jasmine Tucker, directora de investigación en el National Women’s Law Center, calificó las cifras como «escandalosas» y «devastadoras» porque la tendencia se ha mantenido durante décadas, imposibilitando a esas familias acumular y traspasar patrimonio a sus descendientes.
Los hombres latinos perciben en promedio una remuneración de 65 centavos por cada dólar que gana un caucásico no hispano, pero la brecha es aún mayor para las latinas, quienes ganan solamente 54 centavos por cada dólar. Y las latinas extranjeras perciben apenas 38 centavos por dólar.
Las latinas «enfrentan este doble revés de racismo y sexismo combinado». Aun cuando «obtienen un mayor nivel educativo siguen percibiendo menos», señaló Tucker.
La brecha implica que las latinas dejan de percibir en promedio un millón de dólares tras una carrera laboral de 40 años, y si continúa trabajando hasta los 93 años igualará el ingreso percibido por un hombre caucásico no hispano al cumplir 60 años.
Mónica Ramírez, fundadora y presidente de Justice for Migrant Women, dijo que el reporte sólo cuenta parte de la historia porque se desconoce cuántas latinas están indocumentadas, se desempeñan de manera informal como empleadas domésticas o su patrón les retiene parcial e indebidamente su pago.
«No hay suficientes estadísticas que reflejen por completo la experiencia de todas las trabajadoras latinas», dijo Ramírez. «La situación ya es mala, pero pudiera ser aún peor si tuviéramos las estadísticas completas».
En las estadísticas citadas en el informe, la Oficina del Censo preguntó a los encuestados si son ciudadanos estadounidenses y si son naturalizados.
Ramírez señaló que las 12 millones de latinas que trabajan a tiempo completo en Estados Unidos incluyen a dos millones de empleadas domésticas y a otro millón de jornaleras agrícolas, dos de los grupos más vulnerables.
Paola Hernández, una afiliada a la Fundación de la Unión de Campesinos que ha trabajado como jornalera agrícola durante 30 años en el estado de Washington, dijo que normalmente a sus compañeros hombres le pagan más.
«Los toman como más fuertes y pueden manejar máquinas pesadas. A una mujer nunca la dejan que agarre un tractor», dijo la mexicana de 54 años que aspira obtener el año próximo un empleo como cajera.
El Migration Policy Institute estima que de los 11.3 millones de inmigrantes residenciados sin autorización en Estados Unidos, 5.2 millones son mujeres.
Las organizaciones consultadas coinciden en que la brecha salarial puede revertirse fortaleciendo los sindicatos, elevando el salario mínimo y adoptando leyes que garanticen el pago igualitario. Sin embargo, aseguran que la búsqueda de esas soluciones se ha vuelto más complicada durante el gobierno de Donald Trump.
Ramírez destacó los planes anunciados en septiembre por la Comisión Federal para las Oportunidades Laborales Equitativas (EEOC por sus siglas en inglés) de suspender la recolección de estadísticas salariales, alegando que representa una carga excesiva para los patronos.
Los activistas consideran que esas estadísticas son fundamentales para alcanzar la equidad en el pago a mujeres y minorías.
Una portavoz del Departamento del Trabajo dijo a The Associated Press que durante los últimos dos años el gobierno de Donald Trump ha destinado casi 300 millones de dólares para expandir el acceso a entrenamiento laboral y noviciado en sectores no tradicionales con la meta de favorecer a las mujeres.
Las estadísticas gubernamentales indican que la tasa de desempleo de las latinas fue del 3.9% en octubre, por encima del 3.4% registrado por los latinos. El desempleo ese mes para la fuerza laboral estadounidense fue del 3.6%, cerca de un mínimo histórico en cinco décadas.
Jennifer Brown, directora asociada para política económica en UnidosUS (anteriormente conocido como el Consejo Nacional de La Raza), dijo que muchas familias latinas «continúan enfrentando dificultades para cubrir necesidades básicas».
Brown lo atribuyó a un incremento salarial insuficiente porque «durante el último año, el ingreso promedio por hora solo aumentó 2.7%, comparado al 3.5% o 4% que los economistas recomiendan para una economía saludable».