Por PAUL WISEMAN
WASHINGTON
Agencia (AP)
El aumento de las tensiones comerciales en el mundo amenaza con bloquear un camino que los países más pobres emplean para mejorar sus condiciones económicas: su capacidad de fabricar piezas de bajo costo para las corporaciones multinacionales.
En un informe publicado, el Banco Mundial advierte que los conflictos comerciales entre potencias, específicamente Estados Unidos y China, están interrumpiendo las cadenas de suministro y haciendo que los fabricantes aplacen las decisiones de inversión para evitar quedar atrapados en el fuego cruzado de la guerra comercial.
Durante años, los países pobres han podido «usar exportaciones para salir de la pobreza» al suministrar componentes a las compañías multinacionales, dijo el economista del Banco Mundial Aaditya Mattoo, quien codirigió el estudio.
Pero el creciente proteccionismo «podría obstaculizar» ese progreso. En el peor de los casos, dice el banco, más de 30 millones de personas en todo el mundo podrían verse empujadas a la pobreza (con ingresos por debajo de 5.50 dólares al día) si el conflicto comercial empeora.
El presidente Donald Trump ha revertido décadas de apoyo de Estados Unidos a un comercio cada vez más libre. En un intento de reducir los vastos déficits comerciales de Estados Unidos, ha aplicado aranceles al acero y otros productos extranjeros, y ha emprendido una guerra comercial con China por las acusaciones estadounidenses de que los chinos se roban tecnología y presionan a las compañías extranjeras para que entreguen secretos comerciales.
Pero el daño en los conflictos comerciales no se limita a los participantes directos, señala Mattoo. Por ejemplo, Mongolia les vende metales a fábricas chinas, por lo aquello que lastima a China, lastima a Mongolia también.
El Banco Mundial dijo que los países en desarrollo podrían contrarrestar parte del daño mediante la promulgación de reformas que mejoren la eficiencia: acelerando el procesamiento de aduanas y reduciendo los retrasos en las fronteras, por ejemplo, y modernizando puertos, carreteras y ferrocarriles.
El informe del Banco Mundial también tuvo algunas buenas noticias para los países en desarrollo. Minimizó la noción de que las nuevas tecnologías, como la impresión 3D, reducirían el comercio y dañarían a los países exportadores pobres. El peligro para los países en desarrollo era que la automatización permitiese a las naciones ricas hacer la fabricación en casa. Esto se debe a que las máquinas reducirían el uso de mano de obra que les había animado a mudar sus fábricas al extranjero.
Por el contrario, el banco concluyó que «estas tecnologías han contribuido a una mayor productividad y una mayor escala de producción», y que en realidad han aumentado la demanda de importaciones de los países en desarrollo.