Por ANDRE PENNER y MAURICIO SAVARESE
SAO PAULO
Agencia (AP)
La farmacéutica suiza Roche anunció que dejará de producir medicamentos en su unidad de Río de Janeiro, lo que representa un nuevo revés más para la atribulada economía de un país que parece atravesar su peor década en 120 años.
Roche dijo que el cierre se realizará dentro de los próximos cinco años debido a que la fábrica ha dejado de ser financieramente sostenible.
Varias grandes compañías han expresado preocupación sobre el futuro de la alguna vez próspera economía brasileña. La nación sudamericana ha enfrentado varios obstáculos desde 2014, y desde que el nuevo presidente Jair Bolsonaro tomó posesión las señales de optimismo han sido pocas.
Los despidos comenzarán el próximo año, aclaró las compañía, cuyos medicamentos en Brasil serán importados tan pronto cierre la instalación en Río de Janeiro. Roche mantendrá sus oficinas administrativas en los estados de Sao Paulo y Goias.
La empresa tiene 1 mil 200 empleados en Brasil, incluyendo 440 en la fábrica de Río de Janeiro. La unidad produce medicamentos como los ansiolíticos Lexotan y Valium, el calmante Rivotril y el tranquilizante Dormonid.
También, la aerolínea Avianca Brasil, que en diciembre se declaró en bancarrota, anunció la cancelación de 21 de sus rutas el próximo mes, así como el cierre de sus oficinas en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro.
En febrero, Ford cerró su fábrica de camionetas en Sao Bernardo do Campo, cerca de Sao Paulo. Más de 3 mil 200 personas trabajaban en la planta al momento del anuncio y se prevé que la mayoría de ellas sean despedidas en noviembre. Las autoridades intentan encontrar un comprador de la planta, pero hasta el momento no han tenido éxito.
Los empleados de la fábrica de Volkswagen en la misma ciudad aceptaron un recorte a sus prestaciones con tal de mantener sus empleos, un acuerdo inusual al que accedió el sindicato local.
Varias otras compañías en problemas financieros han dejado entrever que no realizarán grandes inversiones en el futuro cercano, incluyendo empresas que apenas en 2017 prometieron nuevas contrataciones debido a que el Congreso había aprobado leyes laborales más flexibles.
La Fundación Getulio Vargas, una institución académica, publicó un estudio según el cual el crecimiento promedio de la economía brasileña entre el 2011 y el 2020 podría ser de 0,9% anual, el peor desde que comenzó a tomar esa medición en 1901. Entre 2011 y 2018 el promedio de crecimiento ha sido del 0,6%.
El mercado bursátil brasileño ha reaccionado con nerviosismo en torno a la posibilidad de que sea aprobada una reforma del sistema de pensiones con el objetivo de impulsar a la economía. Bolsonaro respalda la medida, que recortaría o postergaría las prestaciones para decenas de millones de habitantes, pero la reforma se ha topado con creciente oposición en el Congreso.
El economista Andre Perfeito dijo en un boletín a sus clientes que «mientras más tiempo siga débil la economía de Brasil, más difícil será para Bolsonaro hacer que el Congreso apruebe sus reformas”.
El gobierno brasileño se ha jactado que el reporte de empleos para el mes de febrero es una señal de que, después de todo, podría haber una recuperación. Según el reporte, se crearon más de 173 mil empleos, la cifra más alta en cinco años. Sin embargo, casi 13 millones de brasileños están desempleados, revelaron también las cifras del gobierno.
La crisis económica tiene a menudo una imagen emblemática en las enormes filas afuera de las bolsas de empleo de las grandes ciudades siempre que surgen nuevas vacantes. Más de 15 mil personas se presentaron en un centro de Sao Paulo después de que se anunciaran 6 mil trabajos. Entre los puestos ofrecidos se incluían operador de telemercadeo, vendedor y cajero de supermercado.