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Washington/Nusa Dua,

Agencia dpa

El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó hoy de la importancia de la regulación del sistema financiero ante las preocupaciones por una posible nueva crisis mundial y por la creciente desigualdad en el nivel de bienestar entre los países.

En la edición de octubre de su «Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial», titulado «Una década después de la crisis financiera global: ¿Estamos más seguros?», el FMI constata los mecanismos y herramientas de garantías que se han establecido, como nuevos estándares de supervisión y regulación.

El director del departamento monetario y de capitales del FMI, Tobias Adrian, señaló en Nusa Dua, Indonesia, donde se presentó el reporte, que el sistema financiero mundial está mejor protegido que hace 10 años, pero alertó de que existen riesgos a medio plazo por el incremento de las tensiones comerciales y la incertidumbre política en las principales economías.

«Los bancos son más estables porque la calidad y cantidad del capital se ha ido incrementando constantemente», aseguró Adrian. Sin embargo, han surgido nuevas vulnerabilidades y la resistencia del sistema tiene aún que ser probada en un nuevo escenario de crisis.

El FMI destaca que la expansión económica continúa pero es menos uniforme y que se han ahondado las diferencias entre países emergentes e industrializados. Aunque las condiciones financieras apoyan el crecimiento a corto plazo, han empeorado en algunas economías emergentes desde el anterior informe de abril de 2018.

Una escalada de las tensiones comerciales, los riesgos geopolíticos en aumento y la incertidumbre política en algunas grandes economías «pueden producir un repentino deterioro en la percepción del riesgo que genere una extensa corrección en los mercados de capitales globales y un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras globales».

El informe destaca que en Estados Unidos las bajas tasas de interés siguen alimentando el crecimiento y que las condiciones financieras se mantienen estables en China, donde las autoridades han flexibilizado la política monetaria para compensar las presiones externas y el impacto de unas regulaciones financieras más estrictas.

En la mayoría de las economías emergentes sin embargo las condiciones financieras se han endurecido. La subida de las tasas de interés en Estados Unidos, un dólar más fuerte y la intensificación de las tensiones comerciales han hecho retroceder el flujo de capital hacia los emergentes.

Si continúa escalando la guerra comercial podría socavar la confianza de los inversores y dañar la expansión económica. «La incertidumbre política y en las políticas -por ejemplo con una salida del Reino Unido de la Unión Europea sin acuerdo o las preocupaciones sobre la política fiscal en algunos países muy endeudados de la zona euro- podría afectar de forma adversa el sentimiento en el mercado y llevar a un pico de aversión al riesgo», señala el informe.

Finalmente, con la inflación al alza los bancos centrales podrían acelerar la subida de tasas de interés, lo que derivaría en un empeoramiento de las condiciones financieras.

Respecto del camino recorrido desde la grave crisis financiera que comenzó en 2008 con la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, el FMI destaca algunos avances positivos: la agenda regulatoria que reforzó el sistema bancario mundial, las restricciones a algunas de las formas más perniciosas de la llamada «banca en la sombra» y el hecho de que la mayoría de los países cuentan ahora con autoridades y herramientas de control para supervisar y contener los riesgos financieros.

Sin embargo «una serie de factores han llevado a cierta fragmentación de la financiación y la liquidez en los mercados», advierte el FMI. «Aunque no hay evidencia clara de un amplio deterioro de la liquidez de mercado» es necesario mantenerse vigilantes, añade.

El organismo con sede en Washington destaca que se deben completar las reformas reguladoras para mejorar la resistencia del sistema financiero y que no se debe dar marcha atrás en aquellas ya adoptadas. También recomienda a las autoridades de supervisión ser más proactivas en el uso de las herramientas regulatorias «para hacer frente adecuadamente a los potenciales riesgos sistémicos».

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