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Por JOE McDONALD
BEIJING
Agencia (AP)

La comunidad empresarial espera que la legislatura china, por más que sea un organismo ceremonial, dé indicios de que el presidente Xi Jinping adelanta reformas destinadas a revitalizar una economía flaqueante mientras se prepara para lo que se perfila como un largo período de gobierno unipersonal.

La sesión anual de la semana que viene del Congreso Nacional del Pueblo se produce poco después de que el Partido Comunista dejase sin efecto las limitaciones a los mandatos presidenciales y alentase la esperanza de que Xi, ya de por sí la figura política más dominante que tiene el país desde la década de 1980, se sintiese más seguro para emprender dolorosas reformas dirigidas a reducir la deuda, reestructurar la industria estatal y abrir la economía más todavía a la competencia privada.

“El proceso de reformas de China ha sido bastante lento. Hay que ver si se pueden acelerar las reformas”, expresó el economista de Citigroup Li-Gang Liu. “Si nos sigue decepcionando, la actitud hacia China empeorará”.

Una declaración del PC del miércoles reiteró la promesa de darle a las fuerzas del mercado un “papel decisivo” en la distribución de recursos. Pero la concentración del poder en manos de Xi y el hecho de que el partido tiene mayor control sobre la economía hacen dudar sobre hasta qué punto el gobierno está dispuesto a cumplir sus promesas.

El Congreso no legisla demasiado. Pero los 3 mil delegados invitados lanzan iniciativas y fijan pautas.

La decisión de suspender las restricciones a la reelección generaron quejas de que China está encaminada a dar marcha atrás con reformas de una economía de mercado que requieren instituciones imparciales. Algunos analistas, no obstante, plantean que Xi podría ser más efectivo a corto plazo si los sectores que se resisten al cambio no saben cuándo se irá.

El mandatario de 64 años ha atenuado sus promesas de promover las fuerzas de mercado al anunciar planes para impulsar las empresas estatales que controlan la energía, las telecomunicaciones y otras industrias.

El ambicioso programa del PC contempla un crecimiento más sustentable, impulsado por el consumo interno más que por el comercio y la inversión, y que para el 2020 los ingresos se hayan duplicado respecto a los del 2010.

El año pasado China registró un crecimiento del 6,9%, uno de los más altos del mundo. Pero se pronostica que se reducirá mientras los reguladores tratan de contener la creciente deuda ajustando los controles para frenar dos booms paralelos, el de los créditos y el del marcado de bienes raíces.

Xi ha apoyado políticas que incluyen la eliminación de 2 millones de puestos de trabajo en un esfuerzo por revitalizar las industrias siderúrgica y del carbón. Pero se le echa en cara que no ha adoptado reformas más profundas, eliminando los privilegios de las empresas estatales, reduciendo los créditos que mantienen a algunas a flote y permitiendo que algunas de ellas se declaren en bancarrota.

Un elemento clave que genera mucha expectativa es si se promueve a Liu He, uno de los principales asesores de Xi que se cree apoya mercados más libres.

Liu estudió en Harvard y se prevé que desempeñará un papel clave en las reformas, tal vez como viceprimer ministro y director de un nuevo ente regulador de la industria o director del Banco central.

El proceso de reformas de China ha sido bastante lento. Hay que ver si se pueden acelerar las reformas.
Li-Gang Liu, economista de Citigroup.

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