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Buenos Aires
Agencia (dpa)

El proyecto de ley de reforma tributaria obtuvo esta madrugada media sanción en la Cámara de Diputados de Argentina, después de realizar varios cambios de último momento tras negociaciones con las provincias y la oposición.

Este proyecto integra el paquete de reformas impulsado por el Gobierno de Mauricio Macri e incluye la controvertida reforma de pensiones aprobada el ayer tras violentos disturbios frente al Congreso, así como un nuevo pacto fiscal.

La reforma tributaria fue aprobada por 146 votos a favor, 77 en contra y 18 abstenciones, y fue girada al Senado, donde sería debatida la semana próxima. La coalición de centroderecha Cambiemos -oficialista- contó con un apoyo más amplio que en el caso de las pensiones, al sumar hoy los votos de algunos sectores del peronismo opositor y otros partidos aliados.

El proyecto consta de 319 artículos, varios de los cuales fueron modificados durante el debate hasta el instante previo a la votación por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y un equipo de colaboradores en medio de las negociaciones.

Entre los cambios, el oficialismo aceptó excluir a las indemnizaciones por despido de trabajadores del pago del impuesto a las ganancias, aunque no así al personal jerárquico. También se excluyó a cooperativas y mutuales que ofrecen servicios financieros del pago de este impuesto.

La iniciativa prevé en tanto que la renta financiera en dólares pague un 15 por ciento de impuestos, mientras que la se obtenga en pesos argentinos tributará un 5 por ciento.

Luego de intensas negociaciones, los vinos y espumantes no pagarán impuestos adicionales, mientras que la cerveza sí aportará un adicional de 8 a 14 por ciento, según sea artesanal o industrial, respectivamente.

En el caso de las bebidas azucaradas, a las que el Gobierno intentó poner una alícuota del 17 por ciento, finalmente se mantuvo el actual impuesto de 4 por ciento para aquellas gaseosas que tienen jugo de limón y 8 por ciento para las analcohólicas, con o sin azúcar.

En una escala gradual hasta el 2022, la reforma exime del pago de aportes patronales a los sueldos hasta una remuneración bruta de 12 mil pesos (675 dólares). Además, las empresas que reinviertan sus utilidades tendrán una rebaja de la alícuota de ganancias del 35 al 25 por ciento.

El presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, el oficialista Luciano Laspina, afirmó que la reforma apunta a incentivar la inversión, formalizar el trabajo en negro, luchar contra la evasión y mejorar la productividad y la equidad impositiva. «Queremos alivianarle la mochila a las pymes y a la clase media, esto va en esa dirección», afirmó.

En cambio, el diputado del Frente para la Victoria (FpV) kirchnerista y exministro de Economía Axel Kicillof calificó la iniciativa como parte del «paquetazo de reformas neoliberales que el Gobierno tuvo escondido durante toda la campaña electoral». En ese sentido, consideró que el proyecto es «un hermano de la reforma previsional».

«Esto le perdona impuestos a los que más tienen y a las corporaciones e intenta trasladar esa carga tributaria a los consumidores. Le quieren sacar impuestos a los ricos y ponérselos a los pobres», advirtió Kicillof.

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