
Pekín
AGENCIA/dpa
Pese a las promesas de China de trabajar por el libre mercado y la globalización, las empresas europeas siguen sintiéndose perjudicadas frente a las locales, según se desprende de una encuesta publicada hoy por la Cámara de Comercio Europea en Pekín, en vísperas de la cumbre UE-China en Bruselas.
Casi el 50 por ciento de las empresas encuestadas afirman que el año pasado les resultó difícil hacer negocios en el país asiático, la segunda mayor economía del mundo. Una de cada dos sintió incluso que el ambiente es peor que cuando llegaron al país.
Los problemas en la cooperación económica serán precisamente uno de los temas a tratar en la cumbre UE-China que se celebra el jueves y viernes en Bruselas.
Como respuesta al proteccionismo impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, la cúpula china insistió en los últimos meses en su deseo de impulsar la apertura de su mercado. Sin embargo, sólo el 15 por ciento de los encuestados creen que se van a reducir las barreras comerciales en el país en los próximos cinco años y el 40 por ciento cree incluso que empeorarán.
Además, sólo un cuatro por ciento de los encuestados vio una apertura de mercado chino el año pasado, mientras que el 31 por ciento de la compañías del sector de tecnología de la información y las comunicaciones apuntó a un estrechamiento del mercado e incluso a un cierre del mismo en algunas ocasiones.
«Nuestros miembros no creen que vayan a crearse condiciones de libre competencia justa», dijo el presidente de la Cámara, Mats Harborn, al presentar el estudio, en el que participaron 570 empresas.
El principal problema es el tratamiento distinto que sufren respecto a las empresas locales: el 61 por ciento de las empresas asegura, por ejemplo, que las normas medioambientales en China son más estrictas para las compañías europeas.
La Cámara considera también preocupantes las desiguales condiciones de inversión, que permiten, por ejemplo, que los chinos tengan más fácil comprar empresas en Europa que al contrario, donde encuentran fuertes limitaciones.
El año pasado, las inversiones chinas en la UE aumentaron un 77 por ciento, a más de 35.000 millones de euros, mientras que en la dirección contraria cayó un 23 por ciento, a 8.000 millones de euros.
Harborn llamó a China y a la UE a crear un acuerdo de inversiones que regule rápidamente la apertura de los mercados.
Además, las empresas europeas también están preocupadas por la ralentización de la economía del país y su creciente deuda.