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Pekín
Agencia/dpa

El producto interior bruto (PIB) de China creció en el tercer trimestre del año un 6.7 por ciento, la misma cifra que la registrada en los dos primeros trimestres, informó hoy el instituto de Estadística en Pekín.

El buen dato apunta a una estabilización de la segunda economía mundial, que había entrado en un proceso de estancamiento. No obstante, los economistas advierten que el crecimiento actual no parece ser duradero y se sustenta principalmente en un mercado inmobiliario sobrecalentado y una masiva expansión de las deudas.

«Al igual que antes, el desarrollo no es sano», consideró el economista Hu Xingdou: «El Gobierno quiere alcanzar su objetivo de crecimiento y por esto está dispuesto a aceptar un crecimiento cualitativamente malo». El Gobierno fijó como meta para 2016 y crecimiento del PIB entre un 6.7 y un 7.0 por ciento.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió en un documento publicado la semana pasada que sin una estrategia para reducir las deudas, China puede sufrir una crisis bancaria, una ralentización del crecimiento o ambas cosas.

Según datos presentados hoy por el banco central chino, el volumen de los nuevos créditos se incrementó tan solo en septiembre en 1.2 billones de yenes (unos 160 mil millones de euros o 176 mil millones de dólares). Los créditos destinados al sector inmobiliario aumentaron fuertemente en septiembre, en una cantidad equivalente a 64 mil millones de euros.

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