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Fráncfort
Agencia/dpa

Los bonos emitidos por Alemania baten marcas de rentabilidad, hasta el punto de que el Tesoro alemán gana dinero por endeudarse.

La semana pasada, estos intereses negativos permitieron que la Hacienda alemana se embolsara millones de euros: los 4.100 millones de euros (4.364 millones de dólares) que Alemania tomó prestados para dos años en la subasta del miércoles tienen un interés negativo del 0,38 por ciento.

Es la tasa de interés más baja alcanzada nunca por la deuda alemana.

Los bonos funcionan de manera distinta a los créditos. A diferencia de éstos, los intereses de los bonos se pagan directamente en la compra del título. Por eso, Alemania obtuvo 32,5 millones de euros más de los que tendrá que devolver dentro de dos años, lo que supone dinero extra para las cajas públicas de la primera economía europea.

Hace años que el fisco alemán se beneficia de unos intereses extremadamente bajos. Según los expertos del Instituto de Investigación Económica de Halle (IWH), desde 2010 Alemania ahorró 100.000 millones de euros gracias a este fenómeno.

No se prevé que la tendencia vaya a cambiar pronto. Hace días que los intereses de los bonos alemanes a dos años bajan continuamente. También los bonos a más largo plazo siguen la misma vía.

La incertidumbre económica y las preocupaciones por la seguridad en Europa contribuyen a este desarrollo, según Jan Bottermann, analista del National-Bank de Hesse. Este experto cree que Alemania seguirá pagando cada vez menos por su deuda.

Pero, ¿por qué se aceptan los inversores estas condiciones? En primer lugar, por el dinero barato del Banco Central Europeo (BCE), que mantiene los tipos de interés fijos en sus mínimos históricos de poco más de cero. El presidente del BCE, Mario Draghi, quiere seguir esta política debido a la debilidad económica de la Eurozona.

Además, el BCE estipuló otro interés negativo, esta vez en el que obtienen los bancos por guardar su dinero en las arcas de la entidad monetaria. También aquí tienen que pagar, el 0,2 por ciento. Se trata de empujar a los bancos a que concedan créditos, en lugar de aparcar el dinero.

Pero todo indica que los bancos no quieren asumir el menor riesgo y prefieren comprar bonos alemanes, aun perdiendo dinero, que ofrecer liquidez en el mercado crediticio privado. Así que el dinero barato llega directamente a las arcas del ministerio alemán de Hacienda.

Algunos expertos alertan de los riesgos de esta política. En primavera hubo una crisis en el mercado de deuda pública. De pronto, los intereses rebotaron tras un período de caídas y desde entonces sufren fuertes altibajos.

Una situación que, para expertos como Guillaume Rigeade del fondo de inversión Edmond de Rothschield, no cambiará en los próximos meses.

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