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Por PAN PYLAS
LONDRES
Agencia/AP

En su viaje de 10 años a casa, en algún momento el héroe griego Odiseo tuvo que maniobrar su barco por un estrecho de agua amenazado en ambos lados por dos monstruos, Escila y Caribdis.

Los griegos están en un aprieto similar mientras se preparan para votar sobre un futuro en el que enfrentan dos dolorosas perspectivas: el lento pasar de más años con más recortes de austeridad o la potencialmente catastrófica salida del euro.

La pregunta es si su voto del domingo puede ayudarles a escapar de ambas. ¿»Sí» a más recortes presupuestales a cambio de un paquete de apoyo financiero para el país? ¿O rechazarlo con la esperanza de que no obligue al país a dejar el euro?

La pregunta del referendo no hace referencia al futuro de Grecia en la unión monetaria. Es acerca de una serie de propuestas que los acreedores europeos dicen que se retiraron después de no lograr un acuerdo con Grecia antes de la fecha límite al finalizar junio.

Para el gobierno griego de izquierda, las propuestas eran inaceptables. Está promoviendo un voto por el «no» y dice que no tendrá impacto en el estatus de Grecia en el euro.

Quienes defienden el «sí», entre los que se encuentran ex primeros ministros y el principal partido de oposición, dicen que respaldar al gobierno pondrá en riesgo el lugar de Grecia en la unión monetaria. En su lugar, argumentan que al votar «sí», Grecia recibirá rápidamente un nuevo acuerdo para apoyar la economía.

De hecho, no es claro lo que podría pasar bajo cualquier circunstancia. Analistas en los bancos de inversión más grandes del mundo ponen probabilidades porcentuales en los resultados, como la salida de Grecia del euro, pero nadie sabe a ciencia cierta.

Aquí hay una revisión de las situaciones que cada voto podría ocasionar:

SI LA GENTE DICE «NAI»

Un voto por el «sí» que respalde las propuestas de reforma de los acreedores probablemente haga que Grecia regrese de inmediato a pláticas sobre un nuevo paquete de rescate. Si eso provoca un cambio rápido que permita que Grecia reabra sus bancos y restaure una sensación de normalidad en la vida de ciudadanos y turistas, es otra cuestión. El gobierno dijo que respetará el veredicto.

El ministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, ha dicho que renunciará en caso de que gane el «sí», y el primer ministro Alexis Tsipras ha insinuado algo similar. Si el gobierno no colapsa, podría intentar construir una nueva coalición con otros partidos, insinuó Varoufakis.

SI DICEN «OXI»

A pesar de la afirmación del gobierno griego de que un voto por el «no» no causará la salida del euro, la mayoría de la gente coincide en que provocará resultados más inciertos. Algunos políticos europeos, entre ellos Jeroen Dijsselbloem, el funcionario de mayor rango de la Eurozona, han dicho que un voto por el «no» pondría en peligro el lugar de Grecia en el euro.

Otros, como los dirigentes de Francia e Italia, parecen mantener la puerta entreabierta para futuras pláticas. Incluso Wolfgang Schaeuble, el ministro de finanzas alemán de hablar recio, ha dicho que el país podría mantenerse en el euro en caso de que gane el «no».

Pero los inversionistas podrían preocuparse si gana el «no» por los temores de que aumente la probabilidad de que Grecia salga del euro, un evento que se ha llegado a denominar «Grexit». Las bolsas abrirán primero en Asia.

La palabra «Grexit» se ha vuelto popular en los pasados meses de negociación de Grecia. Pero el país no volvería a la dracma inmediatamente el lunes. Más bien, el riesgo aumenta entre menos avances haya en las pláticas. Sin un acuerdo y sin dinero, Grecia incumplirá más pagos de deuda y no podrá solventar los gastos del día a día de salarios y pensiones. Los bancos se quedarán secos, incluso con el límite de disposición de efectivo.

En ese caso, imprimir una nueva moneda podría ser la única opción disponible, lo que todos consideran que será un desastre a corto plazo para la economía griega.

Odiseo superó su travesía, pero el monstruo Escila se comió a ocho de sus hombres. No es una imagen que los griegos quieran tener en mente mientras intentan navegar por los estrechos de la bancarrota y el orgullo nacional.

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