Nápoles,
Agencia AP
En una de las dos sesiones que celebra cada año fuera de Fráncfort, el Consejo de Gobierno de la entidad reunido en Nápoles evitó así nuevas medidas monetarias destinadas a reactivar la coyuntura e impulsar los precios al alza.
La inflación en la zona euro cayó en septiembre a un 0,3 por ciento, su mínimo en casi cinco años, y el desempleo se mantuvo por tercer mes consecutivo en un 11,5 por ciento, pero los analistas daban por hecho que el BCE evitaría por ahora otra rebaja de tipos.
La atención se centra ahora en la tradicional conferencia de prensa mensual del presidente del BCE, Mario Draghi.
Se espera sobre todo que el italiano dé más detalles del programa de compra de valores respaldados por activos (ABS) anunciado el mes pasado junto a una rebaja de tipos hasta el mínimo actual. Draghi podría precisar por ejemplo el volumen y la duración del programa.
Otras opciones para reactivar la coyuntura del euro, como una nueva inyección de liquidez para que los bancos compren deuda pública a gran escala (el llamado «quantitative easing» o QE), parecen por el momento prematuros y el banco podría reservarlos para 2015.
Mientras tanto, el BCE pudo ver de primera mano la cara real de la crisis al sesionar en Nápoles, una ciudad con un desempleo juvenil superior al 50 por ciento y castigada por décadas de declive económico y avance de la mafia.
Durante la reunión del Consejo de Gobierno, miles de personas protestaron contra las políticas anticrisis y contra el BCE. «Somos nosotros los que pagan por la crisis», gritaron los manifestantes, la mayoría estudiantes y desempleados.