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Por CLAUDIA TORRENS
NUEVA YORK / Agencia AP

Un panel de tres jueces señaló que no tiene jurisdicción para tomar una decisión sobre el tema. Citibank esperaba que la corte de apelaciones para el Segundo Circuito reconsiderara una orden tomada por el juez neoyorquino Thomas Griesa que impide que el banco pague varios millones de dólares en intereses a bonistas que aceptaron dos canjes de deuda que Argentina realizó en 2005 y 2010.

La fecha límite para realizar esos pagos es el 30 de septiembre.

El banco estadounidense asegura que si no realiza los pagos enfrenta severas sanciones por parte de Argentina.

Griesa ordenó al banco no procesar los pagos en cumplimiento de su orden.

El juez falló en 2012 que Argentina no puede pagar a los bonistas que aceptaron los canjes de deuda si no paga también a los inversores que compraron esos títulos a precio de ganga y luego no aceptaron las condiciones establecidas en esos canjes.

Estos últimos son conocidos en Argentina como «fondos buitre» y exigen en la corte al país latinoamericano al menos 1.500 millones de dólares. Argentina se niega a cumplir con la sentencia de Griesa que la obliga a pagar esa cantidad.

Debido al conflicto jurídico, Argentina está en mora desde el 30 de julio, cuando venció el plazo para el pago de unos 540 millones de dólares a tenedores de deuda reestructurada. Griesa retiene el dinero porque asegura que todos los fondos deben cobrar, sean reestructurados o no.

La presidenta argentina Cristina Fernández firmó recientemente una nueva ley que permite que Argentina pague localmente a tenedores de bonos para evadir el sistema financiero de Estados Unidos.

El dilema que tiene delante Citibank – pagar a los tenedores de bonos de deuda reestructurada y contradecir la orden de Griesa o no pagar y enfrentarse a Argentina- regresará ahora a la corte del juez Griesa.

El problema de la deuda se remonta a 2001 cuando Argentina declaró el cese de pagos de su deuda por aproximadamente 100.000 millones de dólares.

Esos bonos fueron reestructurados en 2005 y 2010 y muchos acreedores aceptaron las nuevas condiciones, lo que representaba una fuerte quita de capital. Pero en 2008 otros inversionistas compraron algunos títulos de deuda que habían quedado en cese de pagos.

La compra se hizo a bajo precio y automáticamente reclamaron ante la justicia estadounidense el 100% de su valor.

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