La Reserva Federal de Estados Unidos comenzará a reducir sus compras de bonos, con las que daba un estímulo extraordinario a la economía desde el estallido de la pandemia el año pasado. Tomó la decisión en respuesta a una inflación que ahora parece que persistirá más que lo que se creía hace unos pocos meses.
En una declaración el miércoles tras su última reunión sobre políticas, la Fed dijo que comenzará a reducir sus compras mensuales de 120.000 millones de dólares en bonos en las próximas semanas, a adquisiciones de sólo 15.000 millones de dólares al mes, aunque se reserva el derecho a cambiar el ritmo.
Esas compras tuvieron como objetivo mantener bajas las tasas de interés a largo plazo para alentar los préstamos y el gasto. Con la economía en recuperación, la Fed consideró que eso ya no es necesario.
La Fed precisó que va a bajar sus compras de bonos por 80.000 millones en 10.000 millones por mes y sus 40.000 millones de dólares en títulos respaldados por hipotecas a 5.000 millones en noviembre y diciembre. Dijo que muy probablemente reducciones similares serán apropiadas en los meses siguientes. Con ello, la Fed indica que pudiera decidir acelerar su reducción de compra de bonos si la inflación empeora.
Si se mantiene el ritmo, las compras de bonos concluirían en junio de 2022. En ese momento, la banca central pudiera decidir elevar su tasa de intereses de referencia a corto plazo, algo que afectaría a muchos préstamos a los consumidores y los negocios. Eso sería mucho antes de lo que los funcionarios de la Fed previeron en el verano de 2020, cuando el pronóstico fue que la primera elevación de la tasa no ocurriría antes de finales de 2023.
El cambio de expectativas refleja una banca central que está pasando rápidamente de una gestión para estimular la economía y alentar más contrataciones a un esfuerzo cada vez más concentrado en la inflación. Los precios subieron en septiembre en comparación con un año antes al ritmo más acelerado en tes decenios. La Fed enfrenta ahora la tarea delicada de retirar gradualmente sus políticas de tasas bajas, lo que espera desacelere la inflación, sin hacerlo tan rápidamente al grado de que debilite el mercado laboral o incluso cause otra recesión.