Gran Bretaña indicó que ha aplazado la puesta en marcha de los controles fronterizos pos-Brexit para las mercancías que van a Irlanda del Norte, con la intención de obtener margen de maniobra en su tensa disputa con la Unión Europea sobre normas comerciales.
El ministro para el Brexit, David Frost, señaló que el gobierno continuará comerciando «sobre la base actual», respetando los periodos de gracia que Gran Bretaña se impuso después de salirse del bloque económico de la UE a finales de 2020. Frost no fijó una nueva fecha para los periodos de gracia, algunos de los cuales vencen el 30 de septiembre.
Frost dijo que esta pausa «proporcionaría espacio para posibles conversaciones adicionales» con la UE sobre las profundas diferencias entre ambas partes derivadas del acuerdo de divorcio del Brexit.
Las relaciones entre Gran Bretaña y la UE se han deteriorado debido a los acuerdos comerciales para Irlanda del Norte, la única parte de Gran Bretaña que tiene una frontera terrestre con las 27 naciones del bloque. El acuerdo de divorcio concertado entre las dos partes antes de la salida de Gran Bretaña implica la realización de controles fronterizos al tránsito de algunas mercancías entre Irlanda del Norte y el resto del territorio británico.
El propósito de las normas es impedir que mercancías de Gran Bretaña ingresen al mercado libre de aranceles de la UE, al tiempo que se mantiene una frontera abierta entre Irlanda del Norte e Irlanda —miembro del bloque europeo–, aspecto que constituye un pilar crucial en el proceso de paz de Irlanda del Norte. Sin embargo, los controles fronterizos han hecho enfurecer a los unionistas británicos de Irlanda del Norte, que consideran equivalen a una frontera en el mar de Irlanda y debilitan los vínculos de Irlanda del Norte con el resto de Gran Bretaña.
Una de las medidas diferidas, que debía entrar en vigor el 1 de octubre, prohibiría que carnes refrigeradas tales como salchichas de Inglaterra, Escocia y Gales se dirijan a Irlanda del Norte. La «guerra de las salchichas» ha sido el elemento más destacado de la disputa entre Gran Bretaña y la UE, generando temores de que los supermercados de Irlanda del Norte no puedan vender salchichas británicas, muy populares para desayunar.