POR STEVE DOUGLAS
Agencia AP
Tanto decir que Arsenal es un club que pertenece a la élite de Europa.
Tres semanas después de formar parte del lanzamiento de la abortada Superliga europea, el club inglés afronta la ignominia de quedar fuera de las competiciones continentales por primera vez en 25 años.
De no poder revertir el 2-1 adverso ante el Villarreal en las semifinales the Europa hoy pondría fin a una racha de un cuarto de siglo con Arsenal presente ya sea en la Liga de Campeones o en el segundo torneo de jerarquía de la UEFA.
Semejante pérdida de estatus será irónico, al considerar que la intención de la Superliga –con una caótica existencia de 48 horas el mes pasado– era mantener a Arsenal como uno de los 12 actores fijos en Europa.
La importancia del partido contra Villarreal, con el trasfondo de las protestas de sus hinchas contra los dueños estadounidenses del club por participar en el proyecto de la Superliga, es algo que Mikel Arteta tiene muy presente.
No sólo la continuidad de Arteta estará en juego hoy.
Arsenal se quedaría sin imán para atraer jugadores la próxima temporada y también retener a varios de sus actuales fichas. Ganar la Liga Europa es la única vía que les dará acceso a la próxima edición de la Liga de Campeones.
De contrario, adiós a Europa, una situación que Arsenal no ha pasado desde la temporada 1995-96 — el año intermedio entre los memorables ciclos de los técnicos George Graham y Arsene Wenger.
Para Arteta, ello sería inaceptable.