Por HOWARD FENDRICH
Agencia AP
Madison Keys, la subcampeona del Abierto de Estados Unidos en 2017, no ha jugado un encuentro competitivo de tenis desde enero. Así, se mostró emocionada cuando se reveló un calendario provisional para la reanudación de este deporte, tras la parálisis provocada por la pandemia de coronavirus.
Ahora, hay un plan para retomar la actividad en el tenis de alto nivel. Todo comenzará en agosto, en Italia, antes de ir a Washington. Posteriormente, habrá acción de Grand Slam en Nueva York y París, todo ello si la pandemia de COVID-19 lo permite.
Pero es tiempo de considerar aspectos en los que este deporte lucirá diferente.
No habrá público en el U.S. Open ni en otros torneos al comienzo. Los jugadores pelearán por premios menos jugosos, con un recorte de hasta 40% en las bolsas de torneos distintos a los majors.
Los partidos en el Abierto de Estados Unidos, salvo en dos canchas, contarán sólo con un juez de silla apoyado por sistemas electrónicos. No habrá por lo tanto jueces de línea.
Y, con certeza, los tenistas estarán oxidados después de semejante inactividad. Podría haber algunas lesiones también, si es que se mantiene la tendencia observada en los partidos recientes de exhibición.
«No pienso que muchos de nosotros, salvo en los casos de lesiones, hayamos pasado tanto tiempo sin cierto nivel de competencia», dijo la estadounidense Keys, ubicada actualmente en el 13er sitio del escalafón mundial. «Es realmente difícil seguir practicando cuando no tienes una meta real en mente.
Hay todavía algunos factores desconocidos. Podrían realizarse ajustes antes de que alguien golpee una pelota con la raqueta en Flushing Meadows.
«Para mí, parece que todo va a ser diferente en el U.S. Open y en todos estos torneos. Sin público. ¿Cuál es la situación con los vestuarios? ¿Dónde habrá comida y transporte? Hay demasiadas preguntas, y este año no va a ser como los otros ni como otro torneo que hayamos jugado antes», advirtió Bethanie Mattek-Sands, quien ha ganado nueve títulos en dobles de mujeres o mixtos.
Al igual que su compatriota Keys, Mattek-Sands jugará en Charleston.
«Para mí, en lo personal, no pienso que todas las preguntas se haya respondido
satisfactoriamente», dijo.
A continuación, otros cambios que serán perceptibles.
MENOS PÚBLICO
La Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) resolvió en definitiva que se prohíba el ingreso de público en los estadios. Sin embargo, el Abierto de Francia y las dos giras —de hombres y mujeres— han dejado abierta la posibilidad de contar al menos con algunos espectadores en algún momento del año.
MENOS DINERO
La WTA ha recortado en 30% el monto de los premios en sus mayores torneos, si hay aficionados, y en 40% si no se les permite el ingreso. Los torneos Masters 1000 de la ATP tendrán reducciones similares.
Mientras que la WTA realizará recortes menos agresivos para torneos menores —18% para su nivel más bajo—, la ATP haría mayores reducciones mientras más pequeño sea el certamen.
La pérdida de ventas de boletos, alquiler de suites y otras fuentes de ingresos implica que las ganancias netas del U.S. Open «bajarán casi 80%», a 40 millones de dólares, comentó el director general de la USTA, Mike Dowse, en declaraciones a The Associated Press. Añadió que la compensación de los jugadores bajará 9%.
PUNTOS PARA EL RANKING
La WTA y la ATP no han decidido cómo manejarán sus escalafones, que se congelaron en marzo, cuando se suspendió la actividad de las giras. Esa determinación se basará en cuándo se reanudan realmente los partidos.
VIAJES Y PRUEBAS
Nadie sabe con certeza cuál será el resultado en un deporte tan internacionalizado, en que los deportistas van de un país a otro.
Originalmente, la USTA propuso fletar vuelos de todo el mundo y cerciorarse de que los jugadores estaban libres de coronavirus antes de que viajaran. En vez de ello, decidió permitir que la gente viaje por su cuenta y se someta a pruebas a su llegada al torneo.
Ni la WTA ni la ATP han anunciado a detalle sus protocolos de pruebas y seguridad.