Por DAVE SKRETTA
KANSAS CITY, Missouri, EE.UU.
Agencia (AP)
La pandemia de coronavirus que paralizó al deporte durante meses tiene a todos preguntándose cuándo los espectadores podrán volver a los estadios. Será algo distinto.
Cada paso del aficionado será vigilado por cámaras y lasers. No se podrá encontrar a nadie para dar una palmada tras un touchdown. La idea de pagar con efectivo al vendedor de cerveza entre los innings de un juego de béisbol será un recuerdo. Los controles de temperatura y revisiones médicas serán obligatorios. Los boletos virtuales serán habituales.
Todo plantea una interrogante: ¿Podrá el aficionado disfrutar la experiencia otra vez?
«Supongo que tendremos un cúmulo de cosas que desaparecerán, cosas que todos daban por sentado como parte de la experiencia de un juego en persona», explicó Nate Appleman, el director de la práctica de deportes, recreación y entretenimiento de la firma de arquitectura HOK, con sede en Kansas City. «Cuesta imaginarse algunos de los cambios, pero se tendrán que aceptar cuando volvamos a los estadios y se pueda tener la experiencia que es reunirse y celebrar en comunidad».
Algunas ligas han vuelto con limitada presencia de público o sin nadie, como el fútbol en Alemania, las carreras de NASCAR en Estados Unidos y el béisbol en Corea del Sur. Pero mientras el deporte apura su maquinaria, The Associated Press concluyó durante una serie de entrevistas con más de dos docenas de expertos en diseño de estadios e infraestructura que la única cosa que podría mantenerse igual es lo que ocurra dentro del terreno de juego.
El mayor reto inmediato será el distanciamiento social, algo que ya es rutina diaria. Habrá límites en la venta de boletos. Se cerrarán hileras y secciones enteras. No se usarán las butacas adjuntas a los pases para prevenir aglomeraciones. Se restringirán las colas en los baños y puestos de venta de comida. Tampoco se permitirá congregarse en los pasillos.
Tales planes traen tanto esperanza como miedo. Esperanza de que algunos aficionados podrán ver a sus equipos en acción. Temor por los lugares que dependen en demasía de la venta de boletas no podrán salir a flote.
El estadio Mercedes-Benz, sede de los Falcons de la NFL y el Atlanta United de la MLS, ya cuenta con sistemas para pagar sin efectivo para adquirir mercancía y comida. Varios equipos profesionales negocian con iinside, una compañía de análisis de movimiento y cuyo sistema SafeDistance utiliza láser para cartografiar espacios y medir la densidad de multitudes. En el KeyBank Center, arena de hockey sobre hielo en Buffalo, Nueva York, una compañía llamada WaitTime emplea una aplicación que le dice a los fanáticos de los Sabers qué tan largas son las colas en los baños y puestos de venta.
Todo tiene un tinte algo orwelliano, como si ‘Gran Hermano’ te estuviera mirando. Estos sistemas tienen que mantener un delicado equilibrio entre los informativo y lo intrusivo. Pero también podrían mitigar el riesgo de propagación de un virus, y ello podría hacer que todo valga la pena.
Hasta los métodos de limpieza de las instalaciones tendrán cambios. Ya no bastará con limpiar los asientos y barrer la basura regada por los fanáticos. ASM Global, gigante en administración de instalaciones, anunció recientemente un nuevo protocolo higiénico para sus 325 recintos en todo el mundo, resaltando la importancia de seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Pocos equipos profesionales han divulgado sus estrategias de reapertura completa, ya sea posibles cambios en los planos de asientos o actualización de la infraestructura para asegurar que el fanático esté seguro. Ello obedece al cambiante entorno social y política, junto con la naturaleza impredecible del virus, dificultan la planificación.