Por BEN WALKER
NUEVA YORK
Agencia (AP)
AJ Hinch, Alex Cora y Carlos Beltrán perdieron sus trabajos a raíz del escándalo de robo de señales de los Astros de Houston, dejando a tres equipos sin managers antes del comienzo de los entrenamientos de primavera.
Dentro y fuera del terreno, las secuelas de uno de los mayores escándalos en la historia de las Grandes Ligas van a extenderse. Seguidamente, una mirada a lo que enfrentan la MLB y los Astros:
EL FACTOR FIERS
¿Informante o quejón? Lo cierto es que, cuando el lanzador de los Atléticos Mike Fiers reveló públicamente el robo de señales, las Grandes Ligas se vieron forzadas a actuar. Si él hubiese hablado anónimamente, lo más probable es que sus comentarios hubiesen sido reducidos a rumores.
Fiers no va a tener que batear contra los Astros y sería demasiado obvio tocar junto a la raya de primera base y tratar de embestirle. ¿Abuchearán los jugadores de Houston a su excompañero? No tendremos que esperar mucho para ver. El primer juego de los Astros como visitantes será en Oakland el 30 de marzo, el inicio de una serie de tres partidos. Pero los fanáticos de los Atléticos en el Coliseum sin dudas van a batir tambores para indicar sorna, no señales.
REPRESALIAS
El as de Cleveland Mike Clevinger insinuó que propinaría pelotazos a bateadores de Houston con sus lanzamientos. Otros lo harán también. «¿Puedes imaginarte lo que haría Nolan Ryan si supiese que le estás robando sus señales? Probablemente te quedarías sin cabeza», dijo Mike Piazza la semana pasada.
Pero es improbable que haya lanzamientos a la cabeza. Ese tipo de represalia no abunda ya en el béisbol. No sería sorpresivo ver a algunos bateadores golpeados en las costillas y en la espalda, quizás con esas curvas descontroladas que ahora tienen un propósito. Pero José Altuve, Carlos Correa, Alex Bregman y compañía van a escuchar abucheos y provocaciones cada vez que jueguen fuera del Minute Maid Park, especialmente cuando se vayan en blanco con un slider. «No la viste venir, ¿cierto».
LOS ASTERISCOS
Por un siglo, se ha hablado de los Black Sox _ nadie los llama los Medias Blancas de 1919. La etiqueta de los Asteriscos de Houston está atrayendo atención. Eso pudiera durar mucho tiempo. MLB no va a quitarle a los Astros su corona de la Serie Mundial para dársela a los Dodgers, ni quitarle a Altuve el galardón de Jugador Más Valioso para dárselo a Aaron Judge. Pero el escándalo pudiera afectar las perspectivas de comercialización para Altuve. ¿Y para el Salón de la Fama? Las credenciales de Beltrán incluyen nueves selecciones al Juego de Estrellas, tres Guantes de Oro, 435 jonrones, postemporadas, y ahora, una mención prominente en el reporte del comisionado Rob Manfred como cerebro en el esquema de robo de señales.
Los fanáticos usualmente perdonan más a alguien que admite sus faltas. Negarlas o guardar silencio no resulta. Acuérdense de Pete Rose. Barry Bonds y Roger Clemens están fuera de Cooperstown. Mark McGwire eventualmente admitió sus infraccioones y fue recibido de nuevo en el seno de las mayores.
¿LO PRÓXIMO?
Un espía en la pizarra en Wrigley Field, cámaras en el Shea Stadium. Ciertamente vamos a escuchar historias sobre trampas pasadas. Jack McDowell dice que el manager Tony La Russa preparó un sistema cuando estaba con los Medias Blancas en los 80. MLB hizo una advertencia para todos con estos castigos y eso deberá tener efecto, al menos por un tiempo. En este mundo de alta tecnología, sería ingenuo pensar que nadie vaya a tratar de evadir el sistema en algún momento.
Mientras tanto, ¿van las Grandes Ligas a cambiar las reglas en el secreto más obvio del deporte, la brea de pino y otras substancias viscosas que los lanzadores usan para mejorar su agarre de la pelota? Quizás eso está bien _ falta de control en condiciones frías y húmedas no beneficia a nadie. Recuerde, el propio Friers fue cuestionado por una mancha brillante en su guante tras lanzar un juego sin hits contra los Dodgers en 2015.