YEDA, Arabia Saudí
Agencia (AP)
De la mano de un pícaro gol olímpico de Toni Kroos, el Real Madrid despachó ayer 3-1 al Valencia para poner en marcha a la nueva Supercopa española en Arabia Saudí.
Francisco Isco Alarcón y Luka Modric firmaron también goles para el Real Madrid, que en la final del domingo enfrentará al Barcelona o al Atlético, que se miden hoy.
«Lo bueno es la dinámica que estamos mostrando en cada partido», dijo el técnico madridista Zinedine Zidane. «Podemos estar contentos con el partido. Ahora, a descansar a y a pensar en el próximo partido, que va a ser otro mundo y tenemos que estar bien descansados».
Tras pillar desprevenido al arquero valencianista Jaume Domenech, Kroos definió con un exquisito corner combado a los 15 minutos. Domenech charlaba con un zaguero cuando el volante alemán ejecutó con viveza el tiro de esquina, y al guardameta no pudo regresar a tiempo para evitar que el balón traspasara la raya de gol. Manoteó el balón, que de todas formas se fue al fondo.
«Sí es cierto que hasta el 0-1 tampoco estábamos demasiado bien, pero ese gol nos ha hecho daño por cómo se ha producido», dijo el técnico del Valencia Albert Celades. «Nos ha costado recuperarnos. Uno no cree que puedan suceder cosas como el primer gol y suceden».
Isco aumentó la diferencia con un remate dentro del área a los 39 y Modric selló la victoria al definir magistralmente con un golpe con la parte exterior del pie derecho al segundo palo a los 65.
El Valencia maquilló el resultado con un penal transformado por Dani Parejo en los descuentos del segundo tiempo tras una mano del capitán madridista Sergio Ramos.
«Es un partido totalmente controlado, al que salíamos con el propósito de tener el control del balón y lo hemos hecho», valoró el centrocampista brasileño del Madrid, Casemiro.
La contundente victoria del Madrid se escenificó en un semivacío estadio Rey Abdalá, con aforo de 62.000 aficionados.
Previo al torneo, el Madrid informó que apenas 20 de sus seguidores hicieron el viaje de la capital española a Arabia Saudí. Pero la mayor parte de los espectadores alentó a los merengues.
«Es un cariño inmenso a este club desde que llegamos el primer día, y hay que dar las gracias», expresó Casemiro. «Nos hemos sentido en casa y hoy se notó mucho. Somos el equipo más grande del mundo y fuera de Madrid somos grandes también».
La Federación Española trasladó la Supercopa a Arabia Saudí como parte de un contrato de tres años que, según versiones de prensa, firmó por 120 millones de euros (134 millones de dólares).
Esta medida fue criticada por activistas de derechos humanos, y se tomó pese a que el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin había advertido a los clubes europeos no jugar en países «donde los derechos básicos de las mujeres no fuesen respetados».
Amnistía Internacional organizó una pequeña protesta pacífica el miércoles, frente a la embajada saudí en Madrid, a fin de exigir la liberación de mujeres activistas que han luchado por sus derechos en la nación árabe.
La Real Federación Española elogió el hecho de que se permitiera que las mujeres ingresaran en el graderío para ver partidos de la Supercopa, lo cual fue parte del acuerdo cuando se aceptó realizar el encuentro en Arabia Saudí. El miércoles, había muchas mujeres y niñas en el Rey Abdalá.
El Madrid salió airoso pese a las ausencias de los lesionados delanteros Gareth Bale y Karim Benzema. Zidane recurrió a Luka Jovic como solitario hombre en punta y un bloque de cinco mediocampistas.
Las lesiones también afectaron al Valencia, destacándose la baja del atacante Rodrigo.