Raheem Mostert, corredor de los 49ers de San Francisco, festeja con el receptor Dante Pettis luego de conseguir un touchdown ante los Packers de Green Bay. Foto la hora: Ben Margot/Ap.

Por LEÓN FELIPE GIRÓN
Agencia Ap

El Super Bowl XLVII entre Ravens y 49ers es tan recordado por el apagón de 34 minutos en el Superdome de Nueva Orleans, como por la heroica defensiva en línea de gol que le dio a Baltimore el segundo título en la historia de la franquicia. El domingo, cuando estos dos equipos se vuelvan a encontrar, podría haber otra sobrecarga de electricidad.

Y podría no ser la última vez en la campaña que Baltimore (9-2) y San Francisco (10-1) se vean las caras. Después de todo, se trata del ataque más productivo y la segunda mejor defensiva de la NFL, respectivamente.

El quarterback de Baltimore Lamar Jackson disfruta de una campaña digna del premio al Jugador Más Valioso (MVP). Encabeza la liga con 24 pases de touchdown, aunados a sus 876 yardas mediante acarreos para comandar la mejor ofensiva terrestre de la NFL, con un promedio 210 yardas por encuentro. En consecuencia, los Ravens tienen 35 puntos en promedio y 45 en sus últimos tres partidos.

Se avizora un duelo formidable para unos 49ers que presumen la mejor defensiva en yardas, tercera contra el pase, segunda en puntos contra la carrera, segunda en tercer down, primera en cuarto y tercera en zona roja. Sus 14.8 puntos admitidos son el segundo mejor registro esta temporada en toda la liga.

Es apenas la tercera ocasión desde 1970 que un equipo con promedio de 35 puntos a favor se mida a uno que permite menos de 15 por encuentro a estas alturas de la temporada. En las dos ocasiones previas, uno de los protagonistas avanzó al Super Bowl, incluyendo a los 49ers en 2012.

San Francisco se encaminó a aquel Super Bowl no sólo con una dominante defensiva, sino con un quarterback sumamente elusivo, Collin Kaepernick, y un sistema surgido de la mente del coordinador ofensivo Greg Roman, precisamente el responsable del ataque de los actuales Ravens, ganadores de siete en fila.

Baltimore no hilvanaba siete victorias desde la temporada de 2000, año en que la franquicia ganó su primer Super Bowl. En aquella ocasión lo hicieron de la mano de una defensiva aterradora que consiguió cuatro blanqueadas y permitió 10 puntos o menos en nueve encuentros. Esta edición es completamente distinta.

Los Ravens encabezan a la NFL en puntos, pases de touchdown, efectividad en tercero y cuarto down y son segundos en zona roja. Y buena parte de eso se lo deben a la explosividad de Jackson por aire y tierra.

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