Por KRISTIE RIEKEN
HOUSTON
Agencia (AP)
Hace no mucho tiempo, los Astros de Houston protagonizaban la historia inspiradora del béisbol. Encabezados por su diminuto dínamo venezolano José Altuve y caracterizados por realizar jugadas inteligentes en el campo y en las oficinas, salieron de un marasmo de temporadas terribles y ascendieron a la cima de la galaxia de las Grandes Ligas, al proclamarse campeones de la Serie Mundial.
Esa imagen de alegría pura, mientras los Astros festejaban su corona de 2017 en el Dodger Stadium, seguro se ve distinta ahora.
Recientemente sufrieron una amarga derrota en el séptimo juego de la Serie Mundial, en su intento por obtener otro título. Su victoria en la Serie de Campeonato fue opacada por una diatriba de un ejecutivo contra un grupo de reporteras y por el intento fallido de difamar a la periodista que escribió acerca de eso.
Ahora la franquicia está enredada en un nuevo escándalo: alegatos efectuados públicamente por un expelotero de los Astros, de que el equipo recurrió a la tecnología para orquestar un plan de robo de señas durante la temporada en que más éxito ha tenido.
El robo de señas podría ser tan añejo como el béisbol. Desde un sistema clandestino con un telescopio y un timbre que los Gigantes de Nueva York idearon para superar a los Dodgers de Brooklyn en su afamada contienda por el banderín de 1951, al hecho de que los Medias Rojas de Boston fueran multados hace dos años por una táctica con un reloj de pulsera Apple para robar las señales del cátcher de los Yanquis, las trampas están arraigadas en el juego desde la época de las pelotas alteradas con diversas sustancias.
Durante mucho tiempo en los deportes ha habido participantes que se acercan al límite de lo tolerado, o incluso violan las reglas. Sólo basta ver las sospechas que han rondado a los Patriots de Nueva Inglaterra durante su dinastía en la NFL.
Pero los Astros están bajo los reflectores por la forma en que se dice que evadieron las normas. Y es sólo una de muchas formas en las que el equipo ha aparecido en las noticias por razones desagradables en los últimos años.
Las reacciones negativas incluyen sospechas de robo de señas en el pasado, y un episodio esta temporada en el que el equipo impidió indebidamente que un reportero ingresara al vestuario.
Todo ello derivó en que algunos fanáticos afirmaran en las redes sociales durante octubre que ya no apoyarían a los Astros.
Ahora las Grandes Ligas están investigando a Houston después de que el sitio web The Athletic reportó que el equipo se robó señas en 2017 durante juegos en su casa valiéndose de una cámara colocada en el jardín central del Minute Maid Park. En el reporte del martes fue citado el pitcher Mike Fiers, que jugó para los Astros esa temporada, y otras tres personas del club que no fueron identificadas.
Los Astros ganaron la Serie Mundial ese año. Dos fuentes le dijeron a The Athletic que Houston utilizó el sistema incluso en los playoffs, mientras que otra fuente declaró que el sistema fue suspendido antes de la postemporada. Las Grandes Ligas prohíben el uso de cámaras y de otros aditamentos tecnológicos para robarse señas, aunque hay rumores de que muchos clubes podrían usarlas de una forma u otra.
El gerente general de Houston, Jeff Luhnow, se negó el martes a dar detalles.