Por JIM VERTUNO
AUSTIN
Agencia AP
Lewis Hamilton bien pudo haberse dedicado a emprender un tranquilo paseo dominical, que de todos modos le habría valido el campeonato de pilotos.
Pero de ningún modo iba a hacer eso, no cuando podía hacer historia.
Hamilton aseguró ayer su sexto título de la Fórmula Uno con un segundo puesto en el Gran Premio de Estados Unidos, una carrera ganada por su compañero de Mercedes, Valtteri Bottas.
El piloto británico tuvo de hecho la primera posición durante un tramo de la carrera, antes de que el finlandés Botas lo rebasara en las últimas vueltas.
Hamilton es ahora segundo mejor piloto en la historia de la F1, detrás del alemán Michael Schumacher, que logró siete cetros. Hamilton ha ganado los últimos tres campeonatos y se llevó éste con dos carreras por celebrarse en la campaña.
Una vez que se detuvo, Hamilton se paró encima de su auto y se llevó las manos a la cabeza, antes de arroparse en la bandera británica. Minutos después, Sebastian Vettel, el rival de Ferrari, le dio un apretón de manos y un abrazo.
Vettel vio cortada una racha de cuatro títulos seguidos en 2014, cuando Hamilton obtuvo el cetro.
Hamilton ha sido una fuerza dominante en el Circuit of the Americas en Austin, con cinco victorias aquí desde que fue abierto en el 2012. Pero una mala sesión de clasificación le dejó arrancando en quinto.
El campeón rápidamente se colocó tercero tras la primera vuelta, rebasando a los Ferrari de Vettel y Charles Leclerc. De ahí en adelante, Hamilton se lanzó a la caza de su sexta victoria en la pista, aunque a sabiendas de que podía pasearse hacia el campeonato.
Un octavo puesto le habría bastado para coronarse.
Hamilton peleó duramente por la victoria antes de retrasarse en las últimas cinco vueltas para caer debajo de Bottas, que andaba con neumáticos frescos.
“Aun así lo conseguimos”, dijo Hamilton por la radio a los miembros de su escudería”, luego que Bottas hizo que se levantara la bandera a cuadros.
Ayer, marcó la segunda ocasión en que Hamilton ha amarrado el título en Austin. La anterior fue en 2015, cuando luchó durante las últimas vueltas contra su compañero de Mercedes, Nico Rosberg, para llevarse el triunfo.
En 2017 y 2018 conquistó el campeonato en el Gran Premio de México, aunque sin subir al podio en esas ocasiones.
De haber querido, el británico hubiera podido cumplir un recorrido más conservador el domingo. Pero los pilotos de la F1 rara vez hacen eso, no cuando están buscando conquistas históricas.
“Es un honor estar aquí con estas leyendas”, comentó Hamilton. “Mi papá me enseñó, cuando tenía 6 o 7 años, que nunca debía rendirme. Ése es el lema de nuestra familia”.
Con su sexto título, Hamilton rebasó los cinco del argentino Juan Manuel Fangio, cuyo récord se mantuvo vigente desde la década de 1950 hasta que llegaron las victorias de Schumacher, en los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI.
Bottas era el único piloto que tenía posibilidades matemáticas de despojar del título a Hamilton. Pero requería el triunfo y que su compañero quedara noveno o más bajo, a fin de prolongar el suspenso de la temporada hasta dentro de dos semanas, en el Gran Premio de Brasil.
La clasificación del sábado dejó a Hamilton en la tercera fila de la parrilla. En este circuito, los bólidos arrancan cuesta arriba hacia la primera curva, lo que puede derivar en colisiones.
Hamilton evitó el tráfico peligroso, lo que dio a Max Verstappen de Red Bull y a Leclerc de Ferrari mucho espacio para evitar una colisión.
Pero el británico aceleró y dejó atrás a los Ferrari para tomar el tercer sitio en la primera vuelta. Desde ahí, quedó claro que habría coronación el domingo.
El mexicano Sergio Pérez se ubicó en el décimo sitio.