Christian Coleman celebra al ganar los 100 metros planos en la final del Campeonato de Atletismo de Estados Unidos en Des Moines, Iowa. Foto La Hora: AP/Charlie Neibergall

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Tras su retiro, Usain Bolt no acapara ya los reflectores en el atletismo. ¿A qué se le pone atención ahora? Al comienzo de lo que parece una nueva telenovela de dopaje.

Ya sin Bolt, el título del “Hombre Más Veloz del Mundo” pertenece al estadounidense Christian Coleman, quien estuvo cerca de quedar fuera del Mundial que comienza este viernes debido a que ha incumplido con la realización de varios análisis.

El castigo contra Coleman quedó suspendido, pero su caso representó una clara advertencia de que la sombra del dopaje podría oscurecer de nuevo el desempeño de los velocistas, tal como ocurrió durante décadas antes de que el jamaiquino Bolt llegara y robara cámara con su asombrosa velocidad y su carisma arrollador.

El caso de Coleman involucró una serie de reglas complejas, interpretaciones confusas y narrativa retorcida después de los hechos. Ello ha permitido que arrecien las críticas contra los dos protagonistas de esta historia, Coleman y la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA).

Coleman, quien jamás ha dado positivo de dopaje y sobre quien ni siquiera pesan versiones sobre alguna posible infracción, estará sin embargo bajo la sospecha de algunos espectadores y medios, quienes recuerdan algunos antecedentes turbios de los velocistas estadounidenses.

Por su parte, el atleta ha señalado que la USADA incurrió en actos torpes que lo pusieron en entredicho, debido a una confusión sobre las reglas.

“Es una vergüenza para la USADA, el hecho de que esto se haya conocido públicamente, de que ellos no hayan conocido sus propias reglas y de que esperen que los atletas las conozcan sin que ellos mismos las sigan”, dijo Coleman la semana pasada, mediante un video que difundió en YouTube.

El meollo del asunto son las reglas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que conmina a los atletas a dar información sobre su paradero, de tal suerte que los encargados de realizar análisis puedan encontrarlos para realizar controles sorpresivos cuando no hay competiciones. Si un atleta elude tres análisis en un periodo de 12 meses _ya sea porque no estaba donde dijo que se encontraba, porque dio información errónea o porque no actualizó los datos_, ello puede ser equiparable a una infracción.

Los atletas son responsables por revelar su ubicación cada trimestre y por actualizar los datos si es necesario. En una interpretación de la regla que la AMA aplicó a Coleman, el atleta incumplió con su primera prueba el 6 de junio de 2018. Pero ese hecho se consideró correspondiente al inicio del trimestre en que eludió el análisis, el 1 de abril.

Así, el incumplimiento quedó fuera del plazo de 12 meses respecto de la fecha en que se presentó el último, el 26 de abril de 2019.

La interpretación no fue contemplada inicialmente por la USADA, y será eliminada cuando la AMA revise sus códigos para 2021.

La USADA no suele discutir en público estos casos. Pero en vista de que la información se filtró a la prensa y de que Coleman emitió comentarios al respecto, el organismo explicó su versión.

“En este caso, aplicamos las reglas al señor Coleman en la forma en que la USADA entiende que deben aplicarse a cualquier otro atleta de nivel internacional”, dijo Travis Tygart, director general de la USADA.

La mayoría de los aficionados no se tomará la molestia de analizar las minucias reglamentarias. Para ellos, ver las palabras “dopaje” y “atletismo” en la misma frase, implicará que se ha vuelto a las prácticas del pasado.

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