Por LEÓN FELIPE GIRÓN
Agencia AP
Este es el año en que la dinastía de los Patriots podría llegar a su fin.
La frase se ha convertido en el más desgastado de los clichés en la NFL desde 2001 cuando Tom Brady y Bill Belichick consiguieron el primero de sus seis títulos y se ha vuelto particularmente obsoleta en las últimas tres temporadas, en las que Nueva Inglaterra ha sido el representante de la Conferencia Americana en el Super Bowl.
A estas alturas, es más que evidente que los Patriots no resienten la presión de partir nuevamente como favoritos y que es inútil descartarlos. No importa que Brady recién haya cumplido 42 años y que su arma principal, Rob Gronkowski, haya optado por el retiro prematuro. Nueva Inglaterra sigue siendo el rival a vencer hasta que alguien demuestre lo contrario.
Es lo que sucede cuando acumulas siete participaciones consecutivas en la final de la Conferencia Americana. Aprendes a vivir con un tiro al blanco en la espalda y a esperar el mejor golpe de cada uno de los rivales. La temporada pasada, parecían en la lona hasta que un castigo anuló una intercepción de los Chiefs a un minuto del final que pudo haber encaminado a Kansas City al triunfo.
Tan cerca y tan lejos.
Pese a la derrota, los Chiefs demostraron que son capaces de intercambiar golpes en el centro del cuadrilátero con el monarca absoluto de peso completo. De la mano del actual MVP de la NFL, Pat Mahomes, Kansas City se erige como el principal obstáculo entre los Patriots y un cuarto viaje consecutivo al Super Bowl.
Solo hay un pequeño detalle. Los Chiefs anotaron 71 puntos en sus dos duelos ante los Patriots la campaña anterior de la mano de la mejor ofensiva de la NFL y de un pasador que sumó 50 envíos de touchdown. El problema es que permitieron 80. Sin grandes cambios, la defensa continúa siendo el talón de Aquiles y será responsabilidad del nuevo coordinador Steve Spagnuolo encontrar la fórmula para limitar el daño y llevar a los Chiefs a dar el siguiente paso.
Pera Kansas City primero debe sobrevivir a las amenazas dentro de la División Oeste de la AFC, en donde los Chargers de Los Ángeles también buscarán sacudirse su propia amarga derrota ante Nueva Inglaterra en postemporada, después del sorpresivo éxito en la campaña regular.
El problema para los Chargers parece estar en casa. El estelar y versátil running back Melvin Gordon se ha ausentado durante toda la pretemporada en busca de un nuevo contrato, incrementando la presión sobre el veterano pasador Philip Rivers de repetir el éxito sin un corredor que le brinde balance a una ofensiva que, en el papel, aún tiene recursos.
Más importante aún, tiene una defensiva que le respalde. Los Chargers permitieron menos de 20 puntos en siete partidos la campaña anterior, pero se desmoronaron en la ronda divisional, al admitir 41 tantos en su visita a Foxboro. A punto de cumplir los 38 años, Rivers está en una carrera contra el tiempo por jugar su primer Super Bowl, y con 15 campañas en la liga, 2019 podría ser su mejor oportunidad.
Pero Mahomes demostró el año pasado que la experiencia no lo es todo. Esta temporada, ese papel le corresponde a Baker Mayfield y a unos Browns que no están acostumbrados a ser parte de la conversación. Sin embargo, antes de que Cleveland eche campanas al vuelo, primero debe conquistar una División Norte que cuenta con otros dos equipos equipados para competir: los Steelers y Ravens, mismos que en los últimos 10 años se combinan para siete campeonatos divisionales, cuatro finales de conferencia y dos títulos de Super Bowl.
Los Colts y Texans, dos equipos que el año pasado alcanzaron sorpresivamente la postemporada, sufrieron golpes devastadores a sus aspiraciones en las últimas dos semanas de postemporada. Por un lado, Indianápolis perdió a su quarterback franquicia Andrew Luck a manos de un súbito retiro a causa de “agotamiento mental”, mientras que Houston no contará con el running back Lamar Miller debido a una lesión en la rodilla.
Eso podría abrirles las puertas de playoffs a unos Jaguars que la campaña anterior decepcionaron tan solo un año después de alcanzar la final de la AFC. Sin embargo, ahora su feroz defensiva tiene el respaldo ofensivo que brinda Nick Foles, un MVP del Super Bowl, detrás del centro.
Cualquiera de estos equipos tiene tanto o más talento que los campeones Patriots. ¿La consistencia? Bueno, esa es otra historia.