Por JIMMY GOLEN
FOXBOROUGH, Massachusetts, EE.UU.
Agencia (AP)
Los Patriots de Nueva Inglaterra están de regreso al trabajo, y las cosas ya son mucho más tranquilas para los campeones del Super Bowl.
Rob Gronkowski se retiró, y el camerino es un lugar más serio sin el tight end amante de la diversión que una vez se definió a sí mismo en español como el alma de la fiesta.
Cuatro veces seleccionado All-Pro el mejor en su posición y alguien demasiado veloz para ser cubierto por los linebackers y demasiado grande para ser derribado por los backs defensivos, Gronkowski, de 1,98 metros y 120 kilogramos atrapó 521 pases para 7.861 yardas y 79 touchdowns en una carrera de nueve años plagada de lesiones. Ayudó a los Patriots a alcanzar el Super Bowl cinco veces, en las cuales ganó tres anillos.
Pero también fue una personalidad que atraía mucha atención, conocida por su enfático azote del balón luego de atrapar un pase de touchdown; una vez intentó hacer lo mismo con un rival, explicando después de recibir un castigo que “lo tomé y lo eché del club”.
La fiesta de Gronk en la pretemporada tres veces empezando con el desfile de campeones del Super Bowl era un clásico de las redes sociales. Tras una victoria, salió a proclamar en el vestuario: “¡Yo soy Fiesta!”