COOPERSTOWN, Nueva York, EE.UU.
AP
Puerto Rico ahora cuenta con cinco de los suyos en el Salón de la Fama.
Edgar Martínez fue exaltado ayer al templo de los inmortales tras una carrera en la que fue seleccionado siete veces al Juego de Estrellas y en la que debió esperar hasta los 27 años para tener la oportunidad de actuar con regularidad.
Cumplió todos los 18 años de su carrera en las Grandes Ligas con los Marineros de Seattle.
La primera parte de su discurso fue pronunciado en español, mencionado al barrio de Puerto Rico donde creció: Maguayo, en la ciudad de Dorado.
“Mi historia es sencilla, criado en mi barrio rodeado de gente humilde con buenas intenciones”, dijo Martínez en español.
Prototipo del bateador designado, Martínez tuvo que esperar hasta su décimo año de elegibilidad en la votación de la Asociación de Cronistas de Béisbol Norteamérica para alcanzar el 85.4% de respaldo, por encima del 75% mínimo que se necesita.
Martínez se une a Clemente, Orlando Cepeda, Roberto Alomar e Iván Rodríguez en un quinteto de boricuas con placas en el museo de Cooperstown, la localidad en el norte del estado de Nueva York.
«Estoy honrado y recibo con modestia el estar aquí de pie”, dijo Martínez. “Cuesta creer que un sueño que empezó cuando tenía 10 años (acabe aquí). Cuando por primera vez vi a Roberto Clemente, lo único que quería era jugar pelota. Es todo un honor tener mi placa en el Salón de la Fama junto a la suya”.
Martínez ganó dos títulos de bateo de la Liga America y lideró el circuito en porcentaje de embasado en tres ocasiones. Fue proclamado como el mejor bateador designado en cinco ocasiones, un premio que ahora lleva su nombre.
Caundo se retiró, Martínez era uno de los únicos seis jugadores en la historia con un promedio de .300 al bate, .400 de embasado, .500 de slugging, 500 dobles y 300 jonrones.
Un doble de Martínez dejó tendidos a los Yanquis de Nueva York y le dio a los Marineros la victoria en la serie divisional de 1995 de la Liga Americana, y con ello aseguró ser siempre un ídolo en la región del Noroeste de la costa del Pacífico.
“Fanáticos, soy muy afortunado”, dijo Martínez. “Gracias por siempre haberme apoyado. El respaldo que me dieron es lo que me tiene aquí. Estoy muy feliz de haber estado con ustedes hasta el final de mi carrera”.
“Este es un día que nunca imaginé iba a ocurrir cuando crecía en Puerto Rico. La verdad es que tuve momentos en los últimos 10 años que no iba a pasar. Estoy tan agradecido y orgulloso”, añadió.