Por PEDRO SERVÍN
ASUNCIÓN
Agencia (AP)
Richard Moray ha debido librar muchas contiendas para sobreponerse a su pasado delictivo, su adicción a las drogas y su encarcelamiento. Ahora, ansía la libertad que obtendrá en cuatro meses.
Y antes, espera una última oportunidad de revivir una carrera boxística que parecía sepultada, según contó el propio recluso de 31 años, en entrevista con la AP durante un descanso de su entrenamiento en la penitenciaría Esperanza, en la periferia sur de Asunción.
El “Pantera” Moray tuvo un inicio prometedor en los cuadriláteros, antes de perder sus últimas tres peleas como profesional. En 2012, llegó la condena de siete años de prisión, por robo agravado.
Su mala suerte continuó.
«Aunque la ley dice que puede ser libre al cumplir 50% de su pena, él no pudo salir por falta de abogado defensor», explicó a The Associated Press Teófilo Báez, director del centro Esperanza.
Durante unos años, se dedicó a labores de carpintería en la prisión. Luego, apareció su entrenador, Fabio Moreno, quien según “Pantera” lo ayudó a recuperar la forma física.
Hace tres años, llegó una oportunidad de librar una pelea de box en la cárcel. Moray la ganó, pero fue ante un adversario que en aquel momento tenía una foja de 1-16.
Hoy, sostendrá un segundo combate tras las rejas, esta vez contra un púgil que luce más complicado. Se trata del brasileño Carlos “Caolho” Santos de Jesús, quien llega con un récord de 11-11, si bien ha perdido cuatro de sus últimos cinco pleitos.
Dirigentes del boxeo en Paraguay han afirmado que en la pelea está en disputa el título superwelter de la Asociación Nacional e Internacional de Boxeo con sede en Sao Paulo. Pero al menos en internet, hay pocas referencias a ese organismo que sancionaría la contienda. Y el representante de la asociación en Paraguay es además representante de Moray.
Pese a ello, el Ministerio de Justicia de Paraguay promueve el combate como un ejemplo de que es posible la rehabilitación social. Y el pleito ha abierto para Moray al menos una alternativa para revivir su carrera en el ring.
«Para mí es importante ganar el combate pero lo prioritario es mostrarle a la sociedad que me recuperé de los vicios y decirle a mis compañeros internos que no se den por vencidos cuando están mal por equivocaciones cometidas en la vida», afirmó “Pantera” cuyo rostro parecería revelar una edad mayor a la que tiene en realidad.
Esos errores incluyeron la drogadicción y el asalto, después del cual huyó a Argentina, donde participó en algunos oscuros encuentros boxísticos y trabajó en la construcción. Fue arrestado a su regreso a Paraguay.
Mediante un video difundido en el perfil del Ministerio de Justicia en Facebook, Moray hizo referencia a una juventud complicada y a su caída en una serie de problemas.
“Era un adolescente un poco gruñón, retobado (rebelde), era un poco cascarrabias, no quería escuchar lo que me decía mi familia”, rememora.
Jorge Fernández, director de la cárcel Tacumbú, donde Moray pasó sus primeros años de condena, informó a la AP que «este boxeador tiene nuestra oferta para que, una vez en libertad, venga a enseñar a boxear a internos que gusten de este deporte como parte del programa de reinserción social”.
Por ahora, Moray espera su propio retorno a la vida fuera de la cárcel.
«Mi sueño a punto de cumplirse es recuperar la libertad para abrazar a mis dos hijas, Guadalupe y Micaela, y salir a pasear», dijo Moray.