Por STEVEN WINE
DAVIE, Florida, EE.UU.
Agencia (AP)
Al acoger la oportunidad de un nuevo inicio, Josh Rosen dijo ayer todas las cosas correctas, sonrió a menudo e incluso realizó un par de bromas. Una llegó cuando se dio cuenta del ejército de fotógrafos que casi ahogaba su primera conferencia con los Dolphins de Miami.
“Estos clics”, dijo con una risa, “son ruidosos”.
Rosen atrae clics, lo cual representa ya un gran cambio para un equipo de los Dolphins con pocas estrellas. Ha pasado mucho tiempo desde que tuvieron un quarterback con calibre de Pro Bowl, al que Rosen se refirió como “Señor Marino”.
Pese a una temporada difícil como novato que llevó a los Cardinals de Arizona a descartarlo, Rosen aún cree que puede ser un quarterback franquicia del tipo de Dan Marino. Y está feliz de recibir una oportunidad con los Dolphins, que están ansiosos de detener el desfile en la posición que ha incluido a 19 titulares desde el último partido de Marino hace 20 años.
En cuanto a motivación, la sonrisa maliciosa de Rosen se hizo más amplia cuando se le preguntó si tiene algo que probar.
Fue la décima selección global en el draft de 2018, pero se volvió prescindible cuando los Cardinals utilizaron la primera selección global de este año para elegir a Kyler Murray. Un día después, los Dolphins lo adquirieron por dos selecciones del draft para convertirle en parte de su proceso de reconstrucción bajo el entrenador de primer año, Brian Flores.
Rosen no dirigió reproches a los Cardinas y reconoció que en Miami enfrenta una prueba de un año. Si no juega bien esta temporada, los Dolphins probablemente tendrán un mal récord y estarán bien posicionados para tomar a un quarterback en la primera ronda del draft de 2020.
Rosen admitió también que su imagen necesita pulirse. Las dudas sobre su liderazgo y personalidad persisten a pesar de los esfuerzos de sus compañeros y entrenadores en Arizona para disiparlas.
Dijo que son temas que se remontan a sus años en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).