Nueva York
DPA

El sorteo del Abierto de tenis de Estados Unidos colocó a Roger Federer y Novak Djokovic del mismo lado del cuadro y con sus victorias del sábado quedaron a un triunfo de verse las caras en los cuartos de final.

Pero más importante que el posible duelo es que los dos exnúmeros uno del mundo ofrecieron dos partidos con su sello para acceder a los cuartos y despejar algunas dudas que habían despertado en sus primeros encuentros.

En su primer compromiso serio de esta edición del US Open, el suizo despachó el sábado al australiano Nick Kyrgios con una clase de tenis que se extendió por una hora y 45 minutos. Solvencia con el saque, oportunismo para aprovechar las oportunidades y clase para resolver algunos puntos que levantaron de sus asientos a los aficionados en el estadio Arthur Ashe.

El segundo favorito pasó momentos difíciles en el primer set cuando Kyrgios tuvo un 0-40 y luego otro break point, pero lo levantó y después quebró cuando contó con su posibilidad. Ahí empezó a mostrar su magia.

«El primer quiebre fue decisivo. Si no lo hubiese aprovechado a lo mejor el partido podría haber sido otro», reconoció. «En el segundo set jugué muy bien, muy consistente y, sobre todo, muy sólido. En líneas generales creo que mi nivel ha sido muy bueno», consideró Federer.

Con su actuación despejó incógnitas que había aparecido en sus dos primeras presentaciones. Si bien no había cedido sets, ante el japonés Yoshito Nishioka y el francés Benoit Paire había mostrado puntos vulnerables.

Más notoria, incluso, fue la mejora de Djokovic, capaz de mostrar las defensas que lo hicieron famoso en su victoria sobre el francés Richard Gasquet.

«Estoy muy contento por el nivel que he exhibido. Sin dudas, fue el mejor partido de la semana hasta ahora, e incluso diría que una de las mejores actuaciones que tuve en esta gira de pista dura después de Wimbledon», resaltó el serbio.

Atrás quedaron el susto que pasó ante el húngaro Marton Fucsovics y las desconcentraciones que tanto le molestaron ante el local Tennys Sandgren. «Sólo fue por mí, por el otro yo que a mi primer yo no le gusta», había dicho Djokovic aquel día. El «otro yo» que no le gusta, anoche no apareció por el Arthur Ashe.

Todo lo contrario. La pista central del US Open vio al Djokovic histriónico, que se divierte con el público y que es capaz de salvar bolas que cualquier otro jugador consideraría perdidas. «A mi equipo mucho no le agrada que no esté enfocado todo el tiempo en el partido, pero me encanta interactuar con los fans, disfrutar del show, mirar las ‘kiss cam’ y vivir la atmósfera genial de una jornada nocturna en Nueva York», explicó el dos veces campeón en el Corona Park.

Si hoy Federer supera al australiano John Millman y él hace lo propio con el portugués Joao Sousa, dos partidos en los papeles asequibles, Djokovic podrá vivir otra noche de las que más les gusta, con los dos astros jugando de manera anticipada la posible definición de la parte baja del cuadro.

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