Moscú
DPA
La Eurocopa de 2016 supuso el «Año 0» de la nueva Francia, que utilizó el torneo que organizó para reordenar su fútbol tras una década plagada de escándalos.
Francia se medirá el domingo a Croacia en la final del Mundial de Rusia. Será su quinta final en 20 años, todo un éxito, pero la gloria podría haber sido mucho mayor si no fuera por todos los enredos en los que se vio envuelta desde 2006.
Un cabezazo, una mano, un motín, varias deserciones, presuntos escándalos sexuales, un lío judicial y la suspensión de una leyenda: parece el material de una nueva serie de televisión, pero es el resumen a grandes rasgos de lo que vivieron «Les Bleus» entre 2006 y 2016.
Desde el famoso cabezazo de Zinedine Zidane en la final del Mundial 2006 hasta la sanción de seis años a Michel Platini, el fútbol «bleu» ocupó más titulares de prensa por sus líos que por su trato a la pelota.
Y la Eurocopa 2016, en su casa, sirvió como escenario para pasar página. Aunque perdió la final ante Portugal en la prórroga, ese torneo marcó un antes y un después.
La travesía se inició el 9 de julio de 2006 en Berlín, cuando Zidane golpeó brutalmente con su cabeza al italiano Marco Materazzi en la final del Mundial y fue expulsado, dejando a Francia con diez hombres en la prórroga.
El título acabaría en manos de la «Azzurra», que ganó en los penales, pero el astro galo no se arrepintió de su acción. «Hubiese preferido recibir yo el golpe a escuchar lo que tuve que escuchar. ¿Creen que yo quería hacer ese gesto? No, claro que no, pero si no hay provocación no hay reacción», dijo Zidane días después del partido que marcó el final de su carrera como futbolista.
En su siguiente gran torneo, la Eurocopa 2008, Francia se despidió en la fase de grupos sin una sola victoria. Y al Mundial 2010 se clasificó prácticamente de milagro.
«La Main de Dieu», tituló en portada «L’Equipe» el 19 de noviembre de 2009, un día después de que Francia se clasificara a Sudáfrica 2010 en una repesca ante Irlanda llena de controversia.
Thierry Henry controló la pelota con la izquierda, pero con la mano, no con la pierna, después de un centro al área y habilitó a William Gallas para que marcara un gol definitivo en la prórroga.
El balón llegó a estar prácticamente un segundo en la palma de Henry, que después se mostró partidario de que el encuentro se repitiera. Así lo reclamó oficialmente Irlanda, pero la FIFA lo rechazó y Francia viajó a Sudáfrica 2010.
Si Henry hubiese sabido lo que ocurrió después en aquel Mundial, quizás nunca habría controlado ese balón con la mano. La selección «bleu» implosionó en Sudáfrica.
La tensión en la concentración francesa se elevó hasta límites insospechados cuando Nicolas Anelka, uno de los pesos pesados del vestuario, insultó al entonces seleccionador, Raymond Domenech.
El delantero fue fulminado por la federación, pero los jugadores respaldaron a Anelka y boicotearon un entrenamiento en los días previos al partido decisivo de la fase de grupos. En medio de ese polvorín, Francia quedó eliminada tras perder con México y Sudáfrica y empatar con Uruguay.
La selección del gallo pareció recuperar algo la normalidad tras la salida de Domenech en 2010, aunque fue superada por España en los cuartos de la Eurocopa 2012. Laurent Blanc y después Didier Deschamps calmaron los ánimos y moldearon a una nueva Francia.
Pero los escándalos no cesaron. Franck Ribery y Karim Benzema fueron acusados de contratar los servicios de una prostituta menor de edad. Finalmente fueron absueltos, pero los nombres de Ribery y Benzema continuaron en las portadas.
El primero anunció en 2014 que dejaba la selección por motivos «estrictamente personales» pese a que a la Eurocopa de Francia llegaría con 33 años. El segundo se perdió también el torneo, pero en su caso por motivos extradeportivos.
Benzema está acusado de ser cómplice en un intento de chantaje a su compatriota Mathieu Valbuena con un video de contenido sexual y la última vez que fue convocado fue en octubre de 2015.
Por si todo esto fuera poco, Platini, la primera gran leyenda del fútbol francés, fue suspendido por sospechas de corrupción siendo el presidente de la UEFA.