San Petersburgo
DPA
Aunque tuvieron a auténticas leyendas como Just Fontaine o Michel Platini, Francia pareció tener reservado durante décadas sólo el papel de segundona. Pero eso es pasado. Con la llegada a la final de Rusia 2018 tras batir 1-0 a Bélgica en San Petersburgo, «les bleus» se reafirman en la élite del fútbol como un grande por derecho propio.
La última revolución francesa llegó dos décadas atrás de mano de un descendiente de inmigrantes argelinos, el exquisito Zinedine Zidane. El mejor futbolista galo de la historia logró en 1998 lo que no habían logrado Fontaine, el mítico artillero de los 13 goles de Suecia 1958, ni Platini en la década de los 80: dar a Francia su primera estrella de campeona del mundo.
La del domingo en Moscú será la quinta gran final de un torneo internacional que «les bleus» disputan desde entonces. Un recuento:
MUNDIAL DE 1998, LA CORONACIÓN: Francia llegaba al Mundial del que fue anfitriona como una de las potencias europeas que no tenían un título en sus vitrinas. La oportunidad era única y el equipo de Zidane cumplió. «Zizou» y su orquesta de escándalo –con el genio de Marsella jugaban entre otros Thierry Henry, Emmanuel Petit, Youri Djorkaeff, Lilian Thuram, Fabien Barthez y el actual seleccionador, Didier Deschamps– levantaron la Copa tras destrozar a un gigante del fútbol, Brasil, con dos goles del rey Zidane. La «canarinha» de Ronaldo Nazário y Roberto Carlos naufragó con un 3-0 en la legendaria final del Stade de France.
EUROCOPA DE 2000, EL ABSOLUTISMO FRANCÉS: la Francia de «Zizou» siguió siendo la vara de medir todas las cosas dos años después. «Les bleus» llegaron casi con el piloto automático puesto a la final de la Eurocopa de Bélgica y Holanda. En Rotterdam, el cuadro de estrellas galas tumbó a otro grande del fútbol, Italia, con un gol de oro de David Trezeguet en la prórroga para poner el 2-1 definitivo. Francia celebraba con eso su segundo título europeo tras el obtenido en 1984, el único gran galardón colectivo conseguido por la generación de Platini.
MUNDIAL DE 2006, EL OCASO DEL DIOS DEL FÚTBOL FRANCÉS: Los «bleus» no llegaron como favoritos al Mundial en Alemania, pero Zidane mostró una vez más por qué es uno de los grandes de la historia. Superados ya los 30 años, el «10» se volvió a poner los galones y Francia avanzó a su segunda final mundialista tras deshacerse a partir de octavos de España, otra vez Brasil y Portugal. En cuartos, «Zizou» dio su última clase magistral en una Copa del Mundo opacando a los jóvenes cracks «canarinhos» Ronaldinho y Kaká. En la final, sin embargo, llegó la hora negra del astro francés: Zidane se despidió de los Mundiales por la puerta trasera tras salir expulsado por dar un cabezazo en el pecho al italiano Marco Materazzi. Italia derrotó a Francia por 5-3 en los penales. Visto con perspectiva, el cabezazo más famoso de «Zizou» no mancilló su brillante trayectoria.
EUROCOPA DE 2016, LA DECEPCIÓN: la siguiente gran generación francesa estaba madura y volvía a aspirar a un gran título. La Eurocopa disputada en casa parecía el momento ideal. Con el refinado y astuto Antoine Griezmann como gran referente del ataque y bajo la batuta de Deschamps, seleccionador desde 2012, «les bleus» se plantaron en la final, otra vez en el Stade de France parisino. Los astros galos no consiguieron sin embargo romper la barrera defensiva del Portugal de la superestrella Cristiano Ronaldo. Aunque salió lesionado en el primer tiempo, CR7 celebró el primer título internacional luso con un 1-0 marcado por Éder en la prórroga.
MUNDIAL DE 2018, ¿LA REVANCHA?: la oportunidad de resarcirse les llegó a los pupilos de Deschamps muy pronto, pese a que el refunfuñón técnico galo evitó estos días hablar de ello. «No hay revancha en el fútbol, no me gusta esa palabra», dijo el campeón de 1998, que buscará ahora coronarse también como entrenador en Moscú, frente a Inglaterra o Croacia. El once «bleu», renovado con la potencia de la joven pantera Kylian Mbappé y con un Griezmann ansioso por borrar el recuerdo de 2016, parte como favorito. Estampar la segunda estrella de campeón en la camiseta gala podría darle al rubio delantero del Atlético de Madrid la oportunidad de aspirar al Balón de Oro. Y a Mbappé quizá hasta la oportunidad de postularse, a sus 19 años, como heredero legítimo del argentino Lionel Messi y Cristiano Ronaldo como la nueva gran estrella del fútbol mundial.