Nizhni Nóvgorod, Rusia
DPA
Unido a Uruguay por una estrecha relación, el futbolista francés Antoine Griezmann no celebró hoy el gol que le marcó a la selección uruguaya en los cuartos de final del Mundial de Rusia.
El delantero del Atlético de Madrid marcó el 2-0 definitivo en el minuto 61 con la inestimable ayuda del portero Fernando Muslera. El disparo de Griezmann iba centrado y sin excesiva potencia, pero el arquero midió mal y recibió uno de los goles más absurdos del Mundial.
Mientras sus compañeros estallaron de alegría, Griezmann no festejó el gol y se mostró algo apesadumbrado.
El jugador de 27 años considera a Uruguay su «segundo país» y mantiene una relación casi familiar con Diego Godín, capitán de los «charrúas» y compañero en el Atlético de Madrid.
«Uruguay es mi segundo país», dijo en los últimos días en declaraciones difundidas por el portal de la FIFA. «Es una nación y un pueblo que a mí me encantan. Tengo muchos amigos allá, va a ser estupendo jugar este partido y un momento muy intenso en el aspecto emotivo», añadió el delantero, que toma mate como un uruguayo más.
La carrera de Griezmann estuvo marcada desde los inicios por encuentros decisivos con referentes y compañeros uruguayos que le contagiaron no solo costumbres y sentimientos, sino también un modo particular de entender y practicar el fútbol.
La Francia de Griezmann envió hoy a casa a Uruguay con el 2-0 en Nizhni Nóvgorod y chocará el martes en semifinales ante Brasil o Bélgica.