San Petersburgo/Sochi
DPA
Un equipo que juega con pasión y muestra un gran fútbol, pero que no resulta siempre simpático por escándalos ajenos al campo. Croacia, una de las selecciones sorpresa del Mundial Rusia 2018, no se lo pone siempre fácil a sus seguidores.
Antes del cruce de cuartos de final con el país anfitrión el sábado en Sochi, dieron mucho que hablar un cántico de trasfondo fascista grabado en los vestuarios y un caso de corrupción que salpica nada menos que a su gran estrella, el centrocampista Luka Modric.
El jugador del Real Madrid lleva tiempo involucrado en una trama en la que empieza a mutar de figura secundaria en protagonista. Modric está acusado de falso testimonio en un juicio en su país y podría ser condenado hasta a seis años de prisión en caso de ser declarado culpable.
La acusación sostiene que Modric mintió en el juicio contra el ex directivo del Dínamo Zagreb Zdravko Mamic, condenado por malversación de fondos. Citado como testigo, el futbolista declaró en su momento haber pactado una partición de la suma de su traspaso del Dínamo al Tottenham Hotspur, pero después negó esa versión.
Mamic y su hermano Zoran ya están en tanto condenados, a seis años y medio y cuatro años y 11 meses de prisión, respectivamente, por cargos de que el grupo liderado por Zdravko malversó unos 17 millones de euros (casi 20 millones de dólares) en el traspaso de varios futbolistas.
En la concentración croata en Rusia el tema es un tabú. Cuando un periodista extranjero se atrevió a preguntar por el caso antes del primer partido del equipo, Modric explotó: «Cuánto ha esperado para hacer esa pregunta», respondió. «Esto es un Mundial, se trata sólo de eso», agregó el capitán, normalmente comedido cuando está con el Madrid.
Las críticas y las sospechas podrían tener, eso sí, un efecto especial para el equipo, quizá especialmente motivado por la sensación de tener que luchar contra todo y contra todos. Hay además un precedente para una selección castigada de esa manera por un escándalo de corrupción: Italia en 2006.
La «squadra azzurra» llegó entonces a la Copa del mundo manchada por los escándalos de manipulaciones en la Serie A italiana, y al final se volvió a casa con el título.2
Pero también hay otra circunstancia que mancha la imagen de los croatas. Se trata de un corto video publicado por el central Dejan Lovren, que muestra las celebraciones del equipo después del 3-0 que le endosaron a Argentina en la fase de grupos.
En la grabación se ve a varios jugadores cantando «Bojna Cavoglave», un tema de la banda Thompson, célebre por hacer apología del régimen fascista croata de la Ustacha durante la Segunda Guerra Mundial.
La canción contiene la frase «Za dom spremni» («Por la patria, ¡listos!»), eslogan de campaña y saludo habitual de la Ustacha, nacida en 1929 como una sociedad secreta y convertida después en un movimiento fascista.
El cántico de los vestuarios no es un caso aislado en el equipo croata. Después de que la selección balcánica sellara su clasificación para el Mundial de 2014, el central Josip Simunic gritó la misma frase en un micrófono, secundado por hinchas enardecidos en el estadio. La FIFA suspendió a Simunic por diez partidos, incluido el Mundial.
Y en 2015 la UEFA castigó a la federación croata con una multa de 50 mil euros y un partido sin público durante las eliminatorias para la Europa por insultos racistas de sus aficionados. En ese encuentro a puerta cerrada tuvo lugar el siguiente escándalo, por una esvástica dibujada en el césped.