MOSCÚ
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Todo el estudio valió la pena para Jordan Pickford e Inglaterra puede creer que cuenta con un arquero de garantías.

Cuando Carlos Bacca fue a tomar el quinto penal de Colombia, Pickford sabía que el atacante iba a disparar hacia la izquierda.

El arquero de 24 años, en apenas su séptimo partido con la selección, confió en lo que había investigado y saltó. El estudio no bastaba, ya que también precisó de una relampagueante reacción para estirar el brazo izquierdo para manotear el disparo alto de Bacca.

Esa atajada le dio a su compañero Eric Dier la oportunidad de ganar la tanda y no falló. Inglaterra se impuso 4-3 en los penales tras un empate 1-1.

“Había hecho mucho trabajo de investigación sobre cómo lanzaban los colombianos”, dijo Pickford, rebosante en confianza. «(Radamel) Falcao fue el único que me sorprendió al hacerlo distinto. Me da igual que no sea el arquero más alto del mundo. Tengo la fortaleza y la agilidad”.

Pickford tenía apenas dos años cuando Inglaterra ganó su última definición por penales, y unos cuantos días más viejo cuando el actual entrenador Gareth Southgate lanzó el penal decisivo en la derrota ante Alemania en la semifinal de la Eurocopa de 1996. Esa eliminación de local fue igual de traumática que la derrota por la misma vía ante Argentina en el Mundial que se disputó dos años después.

No fue hasta el año pasado que Pickford emergió como un arquero de primera línea en la Liga Premier, y debutó con el seleccionado nacional en noviembre. No tardó en convertirse en unas de las piezas importantes en el renovado plantel de Southgate. El técnico había descartado a Joe Hart, titular en las últimas grandes citas.

Con sus 1,81 metros (6,1 pies), Pickford no tiene la altura propia de un arquero.

“Fue una atajada de primer nivel. Me sorprendió que pudo llegarle al balón, dada su altura”, comentó Southgate sobre la intervención en el penal de Bacca.

«Su despliegue en el arco es excelente y siguió la planificación que hicimos para los penales. Estudiamos a cada uno de sus rematadores. Todo el crédito para todo el grupo de auxiliares y él por asimilar esa información y prepararse correctamente”.

Inglaterra, el país que inventó el fútbol, enterró sus demonios en el Spartak Stadium y se encuentra ante una oportunidad única para ganar su segundo título mundial, el primero en color.

«Para la fe de este grupo de jugadores y para las generaciones futuras es muy importante», admitió el seleccionador de Inglaterra, Gareth Southgate, anoche. «Tenemos una hinchada genial que lleva décadas de desilusiones. Es un momento muy especial para nuestro país».

El técnico sabe perfectamente lo que supone que Inglaterra haya ganado por fin una tanda de penales en un Mundial tras haber perdido las tres anteriores. En Eurocopas no le había ido mucho mejor: tres derrotas y apenas una victoria, ante España en los cuartos de 1996, una Eurocopa que se jugó precisamente en Inglaterra.

«¡Por fin! Inglaterra gana unos penales», tituló el diario «Daily Mirror» en su portada. «Shock en el Mundial… Inglaterra gana en penales», ironizó el «Daily Telegraph», mientras que «The Guardian» escribió: «Júbilo (y alivio) al romper Inglaterra la maldición de las tandas de penales».

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