Moscú/Kazán
DPA
Colombia e Inglaterra se medirán mañana en Moscú en uno de los grandes duelos de los octavos de final del Mundial de fútbol de Rusia, un encuentro de pronóstico cerrado que tendrá un enorme incentivo: avanzar por un sector del cuadro que invita a soñar.
El duelo de mañana en el estadio del Spartak se presenta como una gran oportunidad para ambos. A uno de los dos esperará en cuartos de final Suecia o Suiza. Y en una eventual semifinal Croacia o Rusia.
El sector teóricamente más sencillo del Mundial quedó patas para arriba tras la eliminación de España ante Rusia en octavos de final ayer. Suecia fue finalista del mundo en casa en 1958 e Inglaterra ganó el título, también como local, en 1966. Más allá de eso, ninguno de los equipos de ese sector del cuadro conoce lo que es llegar tan lejos en una Copa del Mundo.
Pero ni Colombia ni Inglaterra pueden darse el lujo de mirar demasiado lejos, porque lo que tendrán enfrente mañana no es para nada sencillo.
«Esto es una Copa del Mundo. Debemos afrontar cada partido como si estuviéramos jugando contra el mejor equipo del mundo. Colombia es un rival muy, muy fuerte», advirtió el inglés Dele Alli.
Colombia llega al encuentro con la gran incógnita de James Rodríguez. A un día para el duelo, nadie sabe si el Bota de Oro de Brasil 2014 podrá decir presente en el estadio del Spartak de Moscú.
Pocos, sin embargo, piensan que así pueda ser. Con un edema menor en el sóleo derecho, que se sumó a la fatiga muscular que ya arrastraba, el jugador del Bayern Múnich necesitaría una recuperación casi milagrosa para afrontar un choque que no admite medias tintas.
Cuatro años después de sus históricos cuartos de final en Brasil, los dirigidos por José Pekerman quieren demostrar en Rusia que aquello no fue flor de un solo Mundial. Y que, juegue o no el autor del mejor gol de aquel campeonato, los «cafeteros» tienen argumentos para prosperar en esta Copa del Mundo poco propicia para los favoritos.
No lo son los sudamericanos frente a los europeos, por más que Inglaterra no sepa lo que es ganar un partido de eliminatoria desde 2006. El prestigio del fútbol inglés se mantiene incluso cuando la historia dice que, desde que fueron campeones en 1966, los pioneros apenas superaron cinco choques al «knock-out».
«Nosotros no somos favoritos. Ellos son el país que inventó el fútbol y tienen jugadores de altísimo nivel», asumió la pasada semana el colombiano Carlos Sánchez.
«Pero yo estoy tranquilo y convencido de que tenemos las armas para vencer a Inglaterra», continuó el hombre que, con su expulsión a los cinco minutos del estreno mundialista, complicó el camino en Rusia 2018 de los de Pekerman.
La reacción de sus compañeros en una fase de grupos muy accidentada es, sin embargo, su razón más sólida para creer.
Y es que tras la derrota inicial frente a Japón (2-1) jugando con diez hombres durante 85 minutos, Colombia mostró su mejor fútbol para lograr que Polonia dejara de ser un rival (3-0), antes de sumar el triunfo definitivo sobre Senegal (1-0) en condiciones adversas.
Mientras Inglaterra especulaba con Bélgica para avanzar por el lado supuestamente más fácil del cuadro, los «cafeteros» se rehacían de la inesperada y nueva baja de James ante los africanos -abandonó la cancha lesionado a la media hora de juego- y sellaban, como primeros de grupo, el boleto a sus segundos octavos en cuatro años.
La seguridad bajo el arco de David Ospina, la buena dirección creativa de Juan Fernando Quintero y el poder rematador del central Yerry Mina fueron entonces suficientes para que Colombia se reivindicara más allá de su estrella.
«James es un referente para nosotros, pero si no puede jugar, hay otros jugadores que lo harán», recurrió al tópico Carlos Sánchez, cuando el astro colombiano aún no tenía un diagnóstico.
«Estoy convencido de que quien lo sustituya, marcará la diferencia», prosiguió «La Roca». «Trabajaremos para obtener el resultado que necesitamos para pasar a la siguiente ronda».
Y ése sólo es el triunfo que no consiguieron en el único precedente mundialista entre ambas selecciones. Se remonta a Francia 1998, cuando los sudamericanos se quedaron en la fase de grupos tras caer por 2-0 ante los «Tres Leones» que lideraba el icónico David Beckham.
Veinte años después, el joven y atrevido grupo dirigido por Gareth Southgate busca resituar al fútbol inglés en la justa planetaria.
«Los octavos son el partido más importante para nosotros en la última década», aseveró Southgate tras lograr el pase. «Hemos dado muestras de ser un ilusionante equipo de fútbol, pero aún no somos un grupo redondo», agregó.
A diferencia del condicionado Pekerman, el seleccionador inglés optó por dar descanso a varios de sus titulares en la última fecha de la fase de grupos y ahora confía en tenerlos frescos para el decisivo duelo. Incluido Harry Kane, que con cinco tantos en apenas dos partidos es el máximo goleador del Mundial.
El preparador argentino, que siempre reserva sus cartas, armó su plan de partido contando con que James difícilmente estará.