Nizhni Nóvgorod
DPA
Difícil imaginar un rival más incómodo para Cristiano Ronaldo. En los octavos de final frente a Uruguay el sábado, el portugués tendrá que abrirse hueco entre una de las defensas más sólidas de Rusia 2018 si quiere seguir aumentando su cuenta de cuatro goles en el Mundial.
El plantel dirigido por Óscar Tábarez puede tener sus estrellas más reconocibles en Luis Suárez y Edinson Cavani, los dos máximos anotadores históricos de Uruguay, pero si avanzó a octavos de final como primera de grupo -pleno de tres victorias, cinco goles a favor y ninguno en contra- es en gran parte gracias al muro que tiene atrás.
En esa línea se encuentra el corazón de todo el equipo: Diego Godín. El central, capitán y referente del plantel se ganó en Rusia incluso los elogios de Diego Maradona. «¡Godín es crack! Que te defiende, que manda, que te hace gol, que sale campeón, que no falta un partido», comentó el argentino sobre el mariscal de la zaga celeste.
Con más de 100 partidos como internacional, el jugador de 32 años tiene al lado a José María Giménez. El central de 23 años se confirmó en el Mundial como relevo natural de Godín con un símbolo: si el capitán marcó el último gol uruguayo de Brasil 2014, «Josema» hizo el primero en Rusia 2018. Ambos de cabeza: un aviso a Portugal.
Que los dos centrales uruguayos sean también los del Atlético de Madrid puede generar sensaciones encontradas a Cristiano Ronaldo. Por un lado, lo conocen más que ninguna otra defensa del Mundial. Por el otro, son nombres que inspiran al portugués del Real Madrid, máximo goleador histórico del derby madrileño con 22 tantos.
El propio Godín destacó la potencia defensiva como mayor fortaleza uruguaya. «Es una de las virtudes y principales características que tenemos como equipo: hacernos fuertes desde la parte defensiva», dijo después de la goleada por 3-0 a Rusia que clasificó a Uruguay primera del Grupo A tras las victorias por 1-0 ante Egipto y Arabia Saudí.
Los atacantes que superaron esa red formada por Godín, Giménez y otros defensores como Guillermo Varela, Martín Cáceres o Gastón Silva se estrellaron contra un segundo muro: Fernando Muslera.
El arquero del Galatasaray, de 32 años, tuvo que intervenir siete veces en el torneo y las siete respondió. Es el único que mantuvo el arco invicto en tres partidos (de los 32 equipos, tampoco Croacia recibió goles, pero con un partido menos) y tiene una eficacia del ciento por ciento en sus acciones.
Ante Rusia, Muslera jugó además su partido número 100 como internacional y se convirtió en el jugador uruguayo con más actuaciones mundialistas, 14: experiencia y solidez para un arquero en racha.
«Es un logro muy importante no haber recibido goles», celebró Tabárez. La última vez que Uruguay lo logró en la fase de grupos fue en Sudáfrica 2010, la mejor actuación de La Celeste en un Mundial desde México 1970 con un cuarto puesto en ambas ediciones.
La zaga uruguaya deja un único interrogante para los octavos de final el sábado en Sochi. José María Giménez fue baja ante Rusia por dolores en el cuádriceps derecho y no se conoce todavía su evolución. Lo reemplazó Sebastián Coates, que dejó una buena imagen pero no ofrece la seguridad o la proyección ofensiva de «Josema».