Istra/Ekaterimburgo
DPA

Kylian Mbappé se encontró con una agradable sorpresa cuando llegó, ya entrada la madrugada, a la concentración francesa de Istra: los empleados del hotel lo recibieron con aplausos y de fondo sonaba «La Marsellesa».

Mbappé no solo estaba orgulloso de marcar el tanto de la victoria 1-0 ante Perú, que selló la clasificación de Francia a octavos, sino también de ser, con 19 años y 183 días, el goleador más joven de «Les Bleus» en un Mundial. «Es un sueño hecho realidad», afirmó.

Ese gol, a la postre definitivo ante un rocoso equipo peruano, es quizá el comienzo de algo más grande. Mbappé es la más grande promesa del fútbol francés, tal vez desde el propio Zinédine Zidane.

«Sabores de verano», tituló el diario deportivo L’Équipe con una foto de Mbappé y Antoine Griezmann, uno de sus socios en el ataque del equipo de Didier Deschamps.

Deschamps estaba igualmente contento por la actuación de la joven joya francesa, porque «había trabajado mucho». Mbappé no solo marcó, sino que también «luchó como un perro por el balón», declaró de su lado el volante Blaise Matuidi.

«No quiero ser el máximo anotador o algo por el estilo. Si solo buscas objetivos individuales, no vas a ganar. Es como en la Liga de Campeones, solo el colectivo cuenta. Queremos ganar aquí», expresó el delantero al periódico francés.

A Mbappé, declaradas sus intenciones, no le importa la juventud del equipo francés. «O podemos o no podemos. Si no podemos, entonces nos tenemos que quedar en Francia. Obvio que somos jóvenes, pero jugamos en Barcelona, Madrid, París, la Juve o el Manchester», dijo.

El atacante, que llegó la temporada pasada al PSG procedente del Mónaco a cambio de 180 millones de euros (unos 209 millones de dólares), luce maduro, con los pies en la tierra pese a su momento. «¿Es realmente un joven de 19 ese al que le hacen las preguntas?», interpeló Noël Le Graët, presidente de la Federación francesa, a varios periodistas.

«El comportamiento es ejemplar, la amabilidad, el respeto», elogió Le Graët. Mbappé, de su lado, insiste en la importancia del ejemplo de la selección francesa, «porque los niños en la calle lo reproducen».

Las palabras tienen peso en un equipo que protagonizó un escándalo en Sudáfrica 2010. Aquello ya parece muy atrás. Guy Stéphan, asistente técnico de Deschamps, se suma a los elogios: «He visto muchos jugadores y me impresionaron Thierry Henry y David Trezeguet. Pero no he visto muchos ejemplos de alguien tan maduro a su edad».

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